Aisha
<<Encadenada>> solo eso me faltaba, que ellos me tuvieran cautiva, no comprenden que necesito matar para calamar mi mente, para mantener a raya a los demonios que quieres sobrepasarme, muchas veces me he preguntada el porque de disfrutar el matar y siempre llego a la misma conclusión soy una sádica y trastornada.
Estuve encadenada los primeros 3 días, después cuando se dieron cuenta que no intentaría salir me los retiraron para que pudiera andar por la habitación con mayor libertada – que se note la ironía — <<Libertad>> mientras me tienen encerrada en un cuarto.
Cuando observaba a mis padres sufrir por la muerte de sus hijos no sentí nada, al inicio si sentí satisfacción, me llene de alegría de verlos sufrir, pero cuando esa euforia se fue no pude sentir nada, los observe un tiempo más y la imagen que me dieron fue patética, ellos son patéticos y yo también porque permití que me afectaran tanto que salió a la luz una parte de mí que prometí mantener oculta.
Beatrice me ayudo en su momento cuando busque refugio en la sangre, en matar, eso fue a mis 17 años después de haber matado a Massimo, lo único que quería era desquitarme por todo, quería matar a todo aquel que se atrevía tan siquiera a hablarme mal y no porque fuera una psicópata, sino por el hecho de que quede tan dañada mentalmente que no me importaba matar con tal de satisfacerme, pero Beatrice me enseño otras manera, me enseño a sacar mi frustración con ejercicio, a ir a un campo de tiro y disparar cuantas veces fueran necesarias hasta que la mierda que sentía dentro se disipara.
Desde el primer día que lo intente lo seguí haciendo, en cada una de las veces, si no era hacer ejercicio era disparar o en todo caso eran ambos, pero después de las ultimas situaciones que pase no tenia ganas de ejercitarme y mi mente se puso en un piloto automático que lo único que quería era matar y torturar a todo el que se me diera la gana, pero no puedo dejar que eso continue porque si llego a tomar un impulso y destruye todo lo que he construido nunca me lo perdonaría.
Ahora por mi falta de control me encuentro en una habitación en la fortaleza de la Bratva donde no se me permite ver a nadie que no sea un psicólogo, a Kurt, Dimitri o William. Me pareció algo absurdo que ellos tres si pudieran verme, pero Dimitri dijo que ellos eran los únicos a los que no podría manipular de que me sacaran de la habitación, así que aquí estoy, sin hacer nada, recostada en la cama contando la cantidad de detalles que tiene el techo.
Uno diría que estar solo seria lo peor que le puede pasar, pero para mi es un alivio, dejar de escuchar tanto ruido, que me dejen pensar, que pueda hablar conmigo misma sin que nadie me juzgue, creo que es el confinamiento más agradable que he tenido.
Escucho voces fuera del cuarto y ya aprendí a reconocer los pasos de cada uno, el que va a entrar es Dimitri y yo solo me tapo la cara con una almohada fastidiada, viene todos los días, tres veces al día para saber cómo me siento, pero de tanto verlo ya hasta sueño con él; no precisamente sueño que viene a molestarme de mala manera, si no que viene a molestarme de una muy placentera.
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Sádica y trastornada
Teen FictionEl diablo un día fue un ángel, pero cuando las circunstancias lo ameritan ese ángel puede volverse el diablo, así como unos simples niños pueden volverse demonios. La vida le dio tantos golpes que la dejo trastornada y envuelta en un sadismo que int...