Dimitri
La cargo fuera del auto, no puede estar más ebria de lo que esta en este momento, me adentro en su casa y la señora Parking esta con su bata de dormir esperando, ella se levanta y la observa, niega con la cabeza y simplemente le da un beso en la cabeza a la inconsciente Aisha.
— Gracias por ir por ella — me dice.
— No tiene que agradecer, siempre iré por ella.
Ella sube las escaleras y yo voy detrás de ella, me hace el favor de abrir la puerta de la habitación de Aisha y así es como me adentro en ella, la dejo sobre la cama y me muevo al armario buscando una de sus pijamas, se la coloco y la acomodo en la cama, me recuesto a su lado y me quedo contemplando el techo.
Ella se siente mal, pero yo también, también quiero un hijo, quiero un heredero y jamás la culparía de algo así, ella no tiene la culpa y sé que lo único que puedo hacer por ella es mostrarle mi apoyo y que estaré con ella.
La escucho moverse y noto que lo que pasa es que va a vomitar así que me levanto yendo al baño rápidamente por el bote de basura y se lo pongo a un lado, le tomo el cabello, se lo amarro para que no se lo manche, ella continúa vomitando y cuando se detiene esta un poco más consciente, se pone de pie, pero me agarra del brazo para no caer, se cepilla los dientes y regresa a la cama quedando completamente dormida.
La veo dormir y no me puedo ni imaginar la batalla interna que tiene, tiene derecho a sentirse mal, pero nunca a dejarse caer y para estoy yo, para recordarle que por mucho que le duela tiene que seguir adelante. Me mantengo en silencio pensando hasta que el cansancio me vence y me quedo dormido.
Despierto cuando escucho algunos ruidos y comienzo a moverme, después me siento en la cama y veo que Aisha ya no está, se escucha el sonido de la ducha por lo que supongo que se esta duchando y por muy tentador que suena ir con ella le doy su espacio para que se pueda relajar y tenga unos momentos a solas.
Me levanto y voy al ducharme en el baño que esta en el pasillo, al salir noto que la habitación de Zoa tiene la puerta abierta y efectivamente ella esta sacando sus cosas, no le digo nada, ella sola se dará cuenta de las cosas, así que sigo mi camino a el cuarto de baño, me aseo y salgo con una toalla en la cintura para regresar al cuarto de Aisha.
No la veo en el cuarto así que solo me visto y bajo a desayunar, ella está ahí sentada en uno de los banquitos con una cara de querer morir por la resaca y la señora Parking como buena madre maldosa le esta preparando unas empanadas, a mi por supuesto que se me antojan, pero cuando uno tiene resaca lo único que quiere es comida que no sea tan seca.
— ¿Cómo amaneció la Sádica ebria? — le pregunto y cuando paso a su lado le doy un beso en la mejilla.
— Mal, puedes bajar tu voz porque me duele la cabeza — deja caer su cabeza sobre su brazo en la barra.
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Sádica y trastornada
Teen FictionEl diablo un día fue un ángel, pero cuando las circunstancias lo ameritan ese ángel puede volverse el diablo, así como unos simples niños pueden volverse demonios. La vida le dio tantos golpes que la dejo trastornada y envuelta en un sadismo que int...