Aisha
Tenerlos frente a mí, observar sus rostros se me hace algo imposible, pero es real, ellos están vivos, estaban viviendo una vida tranquila, haciendo lo que yo nunca podre y es salir del circulo de la mafia por el siempre hecho de ser su hija, pero eso no es lo peor de todo.
Crecí odiando a mi madre e idolatrando a mi padre, el gran Boss Lev, al que todos temían por el poder y el sadismo que manejaba, pero todo fue una vil mentira, el no es más que un do nadie, no es poderoso y no es ni siquiera digno de la palabra padre, mínimo mi madre tuvo los ovarios de mostrarse tal y como era desde un inicio, pero el no, me hizo crecer en una mentira que hace unos meses descubrí y yo solo quiero desquitarme de todo.
Ellos siguen hincados en el piso y yo solo los observo pensando en que hacer con ellos, mi vista no se a despegado de ellos ya que no he dejado de analizarlos, por estos idiotas mi vida esta como esta, por ellos estoy más dañada que nada, ellos tienen la culpa. Me detengo de analizarlos en el momento que escucho un sollozo y al levantar la vista veo a dos adolescentes sentados en el sofá, son diferentes pero parecidos a la vez y al no comprender quienes son y la razón de que vengan esposados mi vista va a Dimitri.
— ¿Quiénes son? — le cuestiono.
— Solo intenta controlarte — me dice Zoa antes de que su hermano responda.
— Son sus hijos Aisha, tus hermanos — dice Dimitri.
Esa frase <<Tus hermanos>> me hace reaccionar, veo todo en rojo y lo único que mi impuso me pide hacer es golpear a los que un día se hicieron llamar mis padres, pateo a mi madre una y otra vez hasta que me canso y después paso a mi padre golpeando su rostro hasta que su cara se llena de sangre y mis nudillos de abren de tantos impactos.
Capto gritos, creo que es la adolescente sentada en el sofá, está gritando que pare, que me detenga y lo hago, pero no por sus gritos, si no por Dimitri que llega y me abraza por detrás inmovilizando toda mi parte superior, me aleja y no me suelta hasta que me ve controlada y me relajo en sus brazos.
— Ya puedes soltarme, ya me controlé — le hago saber.
— ¿Segura? — cuestiona con duda.
— Si, suéltame — el lo hace.
Cuando estoy libre de sus brazos me quedo analizando como los deje y se me hace poco, no los quiero vivos, pero la muerte es algo muy benevolente para ellos. No me muevo, pero reacciono cuando escucho la queja de la persona que viene entrando a la sala.
— ¿Por qué en la alfombra? No lo limpiare Aisha, compraras una nueva — me dice la señora Parking.
— Lo siento, no lo analice, la reemplazare — le informo.
— ¿Cómo estás? — se acerca a mi y me examina, toma mis manos y al verla pone una mueca.
— Ya te lastimaste tú, a la siguiente usa vendas para que no te abras la piel — me recomienda.
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Sádica y trastornada
Teen FictionEl diablo un día fue un ángel, pero cuando las circunstancias lo ameritan ese ángel puede volverse el diablo, así como unos simples niños pueden volverse demonios. La vida le dio tantos golpes que la dejo trastornada y envuelta en un sadismo que int...