El diablo un día fue un ángel, pero cuando las circunstancias lo ameritan ese ángel puede volverse el diablo, así como unos simples niños pueden volverse demonios.
La vida le dio tantos golpes que la dejo trastornada y envuelta en un sadismo que int...
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Aisha
Hoy desperté con los brazos de Dimitri alrededor de mí, se sintió extrañamente bien el hecho de dormir con él y despertar así, no debería de aceptarlo, pero me gusto eso, me asusta el hecho de que tan solo un día ha hecho que mi odio a el se vaya desvaneciendo y no se que pasara en los seis días que nos quedan aquí en Italia.
Estamos en el comedor solo Dimitri y yo, son las dos de la tarde, pero es que nos levantamos hasta el medio día ya que no habíamos dormido nada y con toda la actividad que hicimos estábamos agotados, aunque eso no impidió que me despertara con la boca de Dimitri en mi intimidad y así terminamos follando de nuevo.
— Te noto cansada sádica — se burla Dimitri.
— Es que tu idiota aquí presente no me dejaste dormir — reclamo.
— No parecía que te molestara mucho cuando gemías mi nombre — su sonrisa se extiende.
— Cállate.
— Siempre pides que me calle cuando te gano una discusión.
— Cállate.
— Ves — solo ruedo los ojos y Dimitri reprime una risa.
Comemos y disfrutamos el rato como si fuéramos amigos, como si no fuéramos dos de los lideres con las mafias más peligrosas, reímos y después me ayuda a recoger el estudio ya que ahí no dejaría que nadie que no fuéramos nosotros tocaran algo.
Después de fingir ser normales y cada uno va a su habitación para prepararnos para ir a la reunión con mi mafia y regresar a la realidad de quienes somos.
Me ducho y voy a mi vestidor para elegir mi ropa, me pongo unos pantalones negros de vestir, suficientemente cómodos para que me dejen moverme sin problemas en cualquier situación, me coloco una blusa tipo corsé de encaje también negros y arriba una gabardina de cuero negra, me pongo unos botines negros no muy altos, pero si lo suficiente para que se vean bien con lo que traigo puesto.
Cepillo mi cabello y maquillo un poco, mi abuela lo dijo muy bien en una de sus cartas "La imagen lo es todo, si te notan desarreglada darás a entender que ni a tu persona puedes mantener, pero si estas bien vestida y arreglada la gente pensara que tu poder va más allá que tu apariencia", voy a la caja fuerte oculta detrás del espejo del vestidor y la abro para sacar la corona del linaje Bidognetti y también el collar de la Koraleva de la Bratva.
El mundo piensa que ese collar se lo llevo mi padre a la tumba y nadie nunca más lo vio durante años, pero el le dejo a mi abuela el collar para que lo protegiera y me lo entregaran junto con la corona. Coloco la corona en mi cabeza y el collar en mi cuello, cuando estoy lista salgo de mi habitación y camino hasta bajar las escaleras hasta ver a Dimitri esperándome a bajo.
— ¿Lista reina Bidognetti? — es la primera vez que no lo dice con burla.
