EPILOGO

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La habitación estaba hermosa con pétalos de rosa, velas, el jacuzzi con esencia de flores y el mejor champan, brindamos por nuestro matrimonio amaba a este hombre,  darme una segunda oportunidad fue mi mejor elección.

Lentamente nos besamos incrementando nuestro deseo y las ansias de sentirnos, me quito el vestido de novia, le ayude con el esmoquin, dejamos toda nuestra ropa a mitad de la habitación, mi vestido no necesitaba sostén por lo que al verme en tanga lo excito,  me levantó y enrolle mis piernas a su cintura, me dejo en la cama que estaba llena de pétalos mientras se acomodaba entre sus piernas.

Lentamente nos besamos incrementando nuestro deseo y las ansias de sentirnos, me quito el vestido de novia, le ayude con el esmoquin, dejamos toda nuestra ropa a mitad de la habitación, mi vestido no necesitaba sostén por lo que al verme en tanga ...

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-Eres mi esposa amore mío – me susurro al oído - toda mía -  no besamos apasionadamente.

Su largo pene presionó contra mis pliegues húmedos, moviéndose lentamente a través de ellos. Inclinó sus caderas y presionó para llegar hasta  el fondo, mis tobillos se entrelazaron a sus espaldas, lo  miré fijamente este era mi esposo, el hombre que elegí para rehacer mi vida,  mis pezones estaban duros  apuntando directo al cielo y con el roce de la piel de su pecho me estimulaba más, lo deseaba demasiado es más quería correrme antes de que empezara pero debía dejar que la pasión nos abrumara. Empezó a empujar, moviéndose suave, lentamente cosa que me dejaba sin aliento y mi cuerpo pedía por más.

̶ Te amo.

Mis tetas temblaban con nuestros  movimientos y sentí como aumentaba sus embestidas mientras gemíamos como locos,  teníamos las manos entrelazadas apoyadas sobre mi cabeza, me encantaba, lo ayudaba a impulsarse y golpear con dureza. 

̶ Te amo... - vuelvo a decir entre mis jadeos.

̶ Dime que siempre me amarás.

̶ Siempre, ̶ susurré.

Mis manos se cerraron alrededor de su cuello y me moví  a su ritmo  ̶  Sólo tú - era la confesión más leal que le podía dar al hombre que me dio las ganas de volver a amar y me volvía a hacer feliz.

Mis manos se cerraron alrededor de su cuello y me moví  a su ritmo  ̶  Sólo tú - era la confesión más leal que le podía dar al hombre que me dio las ganas de volver a amar y me volvía a hacer feliz

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 Llevo las caderas más hacia él, acelerando el ritmo y haciendo que sus
testículos rebotaran contra mi trasero. Abrí más las piernas para dejarle sitio y
se preparó para el momento de éxtasis, sentí su miembro contraerse en mi interior, su vena palpitar y calentar mi interior. 

TE OLVIDAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora