3. Rebelde

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Una hora y media más tarde Logan vino a buscar a Max. Después de eso le dije a papá que me iba a acostar, que estaba cansada.

Falso.

Ahora me encuentro trepando el árbol que está junto a mi ventana y que también está junto a la habitación de Jake. Estoy por invadir su hábitat. Y estoy casi segura de que es la suya debido a que antes solía serlo y espero por Dios que sí sea. Lo único que sé es que no es la de Max ni la de sus padres, pero no quiero ir rondando por la casa para encontrar a Jake.

Pasar del árbol a la ventana no es una tarea difícil como se imagina. La rama es muy gruesa y daba justo al alféizar de las dos ventanas. Lo único malo es mirar hacia abajo. Una caída y te podrías romper algún hueso.

Ya a unos centímetros, dudo en si pedirle el favor de llevarme.

Sacudo la cabeza para no pensar en eso. Me soplo una mecha de cabello que se cuela en mi vista y me fijo en pisar de manera correcta. Cuando llego inhalo hondo y abro la ventana para luego con un rápido impulso adentrarme a la habitación.

Definitivamente es su habitación.

Lo sé porque hay cajas vacías apiladas a un lado en el suelo, su mochila está junto al escritorio y porque en ese preciso momento hay un Jake recostado en la cama con los ojos cerrados. Una música de rock salía de sus audífonos.

Parpadeo.

Tampoco lleva una camiseta.

Resultaba obvio que estuvo todo este tiempo en California puesto que su tez tenía un color bronceado y con su cabello rubio ceniza parecía un auténtico surfista. Mis ojos se van a su pecho desnudo que subía y bajaba en un suave ritmo. Comienzo por sospechar que está dormido, pero lo descarto al instante en que lo oigo ahogar una risa. Jake se quita los audífonos sin poder dejar de reír haciendo que sus ojos se achinen y que su firme estómago se contraiga. Frustrada, Inflo mis mejillas e intento mirar cualquier cosa menos a él.

—Paris Boldman, ¿acaso entraste por la ventana? —me mira divertido.

—Eh... —vacilo—. Sí.

¿Sí? ¿Eso es lo único que digo ahora?

—Sabes que mi cara no está en mi abdomen, ¿no?

Tras oír eso, al instante siento que mis mejillas arden. Jake se vuelve a reír. Creo que ya todos podrán imaginar que la risa de Jake es igual de bella que su rostro. ¿No había algo defectuoso en él? De verdad sus padres los habían hecho con amor.

Fantástico. Eres genial, Paris. Primero, te escabulles de tu casa. Segundo, entras a hurtadillas a la casa de tu vecino y ahora no dejas de mirar el abdomen de Jake Foster como una de las bobas ligues de Archer.

Después de unos interminables minutos, Jake suelta un suspiro.

—Ya. En serio, ¿por qué estás acá? —señala la habitación—. Mejor dicho, ¿por qué apareciste por la ventana y no por la puerta como la gente civilizada?

—Papá no sabe que salí —resoplo—. Piensa que estoy en mi habitación a punto de dormir y le dije que no me molestara.

Aparte de decirle que estaba cansada, usé de excusa la visita del periodo. Un tema incómodo para papá y Archer. Saben perfectamente que en esos días no se me puede molestar. Sin embargo, era lo único que no era falso.

—Ya veo. Entonces Archer tenía razón con lo de rebelde, pero —se cruza de brazos y estrecha los ojos en mi dirección—, aun no entiendo qué haces aquí.

Válgame, Dios.

Que estuviese con el abdomen descubierto no me ayuda en nada. No es que lo tenga marcadísimo, pero se notaba que hacía deporte de vez en cuando.

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora