11. La casa del árbol

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—¿Me delataste? —Indignada, me giro hacia mi hermano. Archer, quien nos mira expectante, cambia su expresión a una mirada incrédula.

—¡Por supuesto que no! Iba a decirle lo que querías que le dijera —manotea las manos en el aire con exasperación.

Me volteo hacia Jake.

—¿Entonces cómo supiste que me estaba yendo?

—La casa tiene ventanas —señala y sigo su dedo—. Y las cortinas están descorridas.

Me muerdo la lengua para retener mi grito de frustración. Lo juro, quiero correr hacia la sala, agarrar algún cojín del sofá, ponerlo en mi cara y gritar hasta no poder más. Estaba dispuesta a quedarme afónica.

—Te conozco, Francia —continúa Jake—. Conozco tu mente perversa. Debiste de pensar en un plan para escabullirte de mí.

—Y me debes una disculpa. —Con una mirada desafiante, Archer apoya su cuerpo en el umbral de la puerta y cruza los brazos sobre su pecho.

Suelto un suspiro derrotada.

—Archer, lo siento por pensar mal de ti. —Luego, miro a Jake con mi mejor cara de «no me agradas»—. Jake, es jueves. No puedo salir. Mi condena termina oficialmente mañana.

Está bien, puede que esté exagerando un poco. Pero vamos, estamos hablando de Jake.

Archer se incorpora y abre los ojos atónitos.

—¡¿Ibas a salir con mi hermana?! —chilla en dirección a Jake. Voltea hacia mí—. ¡¿Ibas a escaparte de él, Paris?!

Abro la boca para replicar, pero la vuelvo a cerrar cuando veo que no sé qué decir. Jake toma la palabra.

—No iba a salir con ella —le dice a Archer. Luego me mira atento—. En realidad, no es necesario salir.

Alzo una ceja confundida.

Saco de mi bolsillo trasero mi celular y observo la hora.

—Papá no tardará en llegar —le digo—. No me deja tener amigos acá cuando estamos castigados. Una de sus reglas.

—No tomará mucho tiempo —su tono era neutro y seguro, y creo que por eso es por lo que termino cediendo. No es que tenga muchas opciones. Jake es bastante persuasivo cuando se lo propone. Algo de lo que me di cuenta hace muy poco.

Ambos giramos sobre nuestros talones quedando cara a cara con Archer. Éste alza ambas manos con inocencia y, sin más, entra a la casa cerrando la puerta tras él. Achino los ojos en busca de su silueta a través de la ventana. Jake estaba en lo correcto, porque Archer se encontraba justo detrás del vidrio, mirándonos fijamente. Se parecía a esas vecinas que se ponen junto a la ventana solo para buscar chismorreos para luego ir a contarles a sus amigas. De seguro se llevaría bien con la señora de al frente. Archer era todo un cotilla.

Al igual que yo, Jake se da cuenta de que Archer sigue ahí.

—¿En la casa del árbol? —pregunta.

Retengo el aliento sorprendida ante su sugerencia. La casa del árbol. La que está en el patio de los vecinos Foster. Solíamos jugar ahí. Más bien, los chicos. Rara vez podía subir ahí, porque según ellos, no se permitían niñas. De hecho, a un lado de la entrada tenían una hoja de cuaderno en donde decía: "NO NIÑAS" en letras mayúsculas. Recuerdo que la escritura era fea e irregular y, encima de esta, había un círculo rojo con una línea atravesada.

Yo esperaba proponer algo más como una salida al parque o algo así. No la casa del árbol, sin duda.

—Interesante —me pongo en camino a la casa vecina junto a Jake—. ¿Planeando mi asesinato? Eso es muy poco original. Además, no sería inteligente viniendo de Jake Foster.

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora