...
—¿Qué ves?
—Muchos edificios. En serio, muchos. También mucha comida chatarra y callejera en las esquinas de todas las calles. Y la gente aquí se viste tan extrovertida, pero a nadie le importa. Eso es lo más genial de Nueva York. Oh, y personas disfrazadas de todo tipo.
—¿Disfrazadas cómo?
—Humm... Hoy vi a un Elvis y hace un rato a un Marilyn Monroe. No una. Un Marilyn Monroe.
—Los artistas están volviendo de sus tumbas. De otra manera, claro.
Mis labios se estiran en una sonrisa.
Me acomodo el celular, cambiándolo de oreja. Era de noche y no podía dormir. Le había mandado un mensaje a Jake para ver si estaba despierto. Estaba terminando un trabajo que tiene que entregar en dos días cuando lo recibió, y es tan buen novio que él es el primero en llamarme.
Lo necesitaba.
Lo necesito.
Pero aquí estaba mi camino, mi sueño, y allá estaba el suyo. Ambos lo sabíamos. Sin embargo, eso no nos impedía querernos menos. Estábamos tratando de que todo funcionase. Y, a pesar de que a veces no nos podemos comunicar o respondemos los mensajes tarde, siempre que charlábamos un poco me sentía mejor.
—¿Y tú qué? ¿Cómo van tus clases? —le pregunto.
—Muy bien. No es tan fácil como la gente cree. Hay un montón de ángulos y el tipo de luz o la esencia del momento.
—Tú sabes captar todo eso.
—Espera —dice—. ¿Estás sola?
—Sí. Ria tenía una cita hoy.
La hermana de Rose es tan genial como me la imaginé. Me deja hacerle comentarios de su vestuario y ella aprueba los míos. También me ayuda dentro de la empresa y, aunque sólo sirvo el café, cada vez estoy más cerca de hacer otra cosa.
Justo entonces, Jake me hace una videollamada.
—Hola —digo, apenas acepto la llamada.
—Hola —sonríe. Luego mira lo que llevo puesto. Suspira—. Amo ese pijama.
—¿Qué tiene este pijama? —bajo la mirada. Era el de seda de Victoria Secrets.
—Se te ve tan jodidamente sexy. —Lo dice en un tono tan sufrido que me hace reír—. Distráeme. ¿Cómo vas con el trabajo?
—Pues sigo sirviendo café. Aunque hoy hice un pequeño comentario y Anna Wintour me miró.
—¿Y eso es bueno?
De fondo veo su habitación. Sonrío cuando veo nuestro collage. Sorprendentemente hecho por él. Todas las fotos las tomó cuando estaba distraída o cuando estaba consciente. En algunas estaba yo sola, en otras estaba él solo y unas cuantas de los dos juntos. Incluso Archer, Lisa y Oliver estaban en algunas.
—Sí —respondo y me apoyo más en el respaldo del sofá. La sala del departamento estaba solo iluminada por una lámpara y la televisión que estaba sin sonido—. Por lo general cuando no le gusta hace una pequeña mueca o te mira sobre sus lentes. Pero esta mirada solo fue... sí, normal. Nada de señales negativas.
—Felicidades, Francia —sus labios se estiran en una sonrisa dulce—. Un año más y estarás a su lado criticando lo que viste uno.
Pasamos un buen rato hablando de cosas triviales. Siempre nos llamábamos durante el día. Pero hoy no pudo porque salió hasta tarde de la universidad y cuando llamó yo no contesté porque estaba haciendo las compras. Solía pasarnos. Eso de que no contestábamos un día. Y, aunque nos ponga tristes, nos las apañábamos. Hacíamos fortalecer esta relación día a día.
Nuestras despedidas telefónicas siempre tardaban un poco. No en el plan cursi, sino que ninguno de los dos quería cortar o despedirse y terminábamos alargando la llamada hablando de cualquier asunto o a veces incluso estando en silencio. Porque hasta nuestras respiraciones nos calmaban.
Y luego, con un «te quiero» nuestro día acababa.
Así solíamos hacerlo siempre. A veces veíamos alguna película o serie a distancia al mismo tiempo. Otras veces nos quedábamos hasta las tantas hablando a pesar de que ambos teníamos que levantarnos temprano. Algunos días nos acompañábamos por la mañana mientras nos preparábamos para nuestra jornada. Y, mi favorito, cuando me habla por las noches cuando no puedo dormir. Él sabe que tengo insomnio y se me queda hablando hasta que me quedo dormida. Por las mañanas recibo su mensaje de buenos días que nunca falta y por las noches yo les doy mis buenas noches.
Nadie dijo que estos caminos, las metas, los sueños, serían fáciles. Ni mucho menos las relaciones a distancias. Pero hacemos lo que podíamos. Nos esforzamos sin notarlo. Y eso ya valía todo para mí.
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Tú, siempre (SIEMPRE #1)
Teen Fiction¿Qué pasa cuando el niño que solía molestarte de pequeña se va, pero ha vuelto luego de unos años? Y no como un niño, sino como todo un adolescente, donde los sentimientos juegan con uno. Así es la vida de Paris Boldman. Hace unos años cuando era...