12. Cena familiar

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Perdimos.

El partido fue todo un fracaso. Lisa abucheaba a todo volumen, mientras que yo animaba a mi hermano, a mi mejor amigo y, aunque no me lo crea, a mi vecino. Jake. Lo único bueno de esto, fue que a Archer finalmente se le fueron las ganas de ir a la fiesta en casa de Mike.

Me quedo mirando mi figura en el espejo de cuerpo entero y arreglo algunas arrugas del vestido que Lisa me había regalado en mi último cumpleaños. Era de un color verde agua, con pliegues en la falda que me llegaba un poco más arriba de las rodillas. La parte de arriba tenía encaje al igual que en las mangas largas. Me encantaba. Me lo había puesto con un par de medias y unos zapatos Oxford. Había decidido hacerme una coleta alta y ponerme un par de pendientes, y ahora que me miro... me veía demasiado niña. Hago una mueca y me enderezo mirando mi rostro. Unos ojos grandes y una mirada inquieta me devuelven la mirada. Vuelvo a hacer una mueca. Creo que hasta me veo más nerviosa que papá. Desde aquí puedo oírlo maldecir y balbucear palabras con cualquier excusa mientras intentaba ordenar la casa que ya estaba ordenada. Archer nos dijo que, si no empezábamos a relajarnos ya, estaríamos sudando para la cena. Por lo que decido subir.

Ahora intentaba calmarme.

Quiero decir, entendía que papá estuviera nervioso. Pero ¿yo?

Simplemente no quería darle una mala impresión, supongo.

—Te ves linda.

Suelto un respingo, girando sobre mis talones. Como si fuera de lo más normal, Jake me mira desde el alfeizar acolchado de mi ventana y, cuando su cuerpo entra del todo en mi habitación, sus ojos me recorren de arriba a abajo. La luz del sol que casi se estaba ocultando, hacía parecer que su cabello brillara, como si estuviera bañado en oro. Y ese halo de luz que lo rodeaba...

Sacudo la cabeza.

Definitivamente los nervios me estaban haciendo algo.

—¿Qué haces aquí? —susurro. Aunque no sé por qué lo hago. Aún podía escuchar las voces del primer piso.

Me sonríe y señala hacia atrás.

—Sigo tus pasos. ¿Se encuentra Archer?

—Sí, está abajo. —De repente, la ampolleta de ideas se me enciende. Pongo una gran sonrisa. Jake alza una de su ceja—. ¿Quieres cenar con nosotros?

Arruga la frente.

—Creí que cenarían con... ¿Cómo se llama? —sacude la cabeza—. No creo que sea buena idea.

—Rose, se llama —me dirijo hacia la puerta y la abro—. O la entrenadora Grundy —inflo mis mejillas—. ¿Vienes o no? Estoy segura de que no tienes nada mejor que hacer.

No espero una respuesta y salgo. Al bajar, Archer se encontraba terminando de poner los cubiertos en la mesa.

—Pon uno extra para nuestro buen amigo Jake —sonrío.

—¿Qué? —Archer estupefacto deja lo que hacía—. Tú jamás entraste —con un tenedor señala a Jake—. ¿Tienes poderes o algo así?

Me aguanto una risa mirando hacia otro lado.

Antes de que Jake pudiera decir algo, el timbre de la casa suena. Los tres nos quedamos paralizados en nuestros sitios, sin hacer ningún movimiento. Papá sale de la cocina y nos mira detenidamente verificando que todo estuviese bien. Arruga la frente cuando ve a Jake, pero no dice nada cuando se aleja para ir hacia la entrada. Archer al instante vuelve a la acción e intenta interrogar a Jake. Por mi parte, presto atención a los murmurios de la sala. La voz de papá resuena y una risa suave lo secunde. Jamás había oído la risa de la entrenadora Grundy.

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora