26. Y si...

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—Paris, tenemos que hablar —me dice Lisa.

Aquí estábamos. En mi casa. Viendo una película. Bueno, se supone que estábamos viendo una, pero yo apenas prestaba atención y Lisa estaba tan concentrada en mí que distaría a Archer y a Oliver. Los tres estaban en el sofá, mientras que yo estaba en el sillón individual con las piernas recogidas y mi mejilla apoyada en las rodillas.

La única respuesta que le doy a Lisa es una mirada antes de volver a la pantalla que, como dije, no la estaba mirando en realidad.

Habían pasado unos días desde el beso. Cuatro días donde había evitado a toda costa a Jake. Y eso era difícil si agregamos que somos vecinos, que vamos a la misma escuela y que mis amigos son sus amigos también.

Las clases que compartíamos juntos tuve que fingir que tenía cólicos para que papá me fuera a buscar. Patético. Pero gracias al cielo que se lo creyó. Y en los momentos en que la jornada terminaba y teníamos que volver a casa, siempre me ponía nerviosa por si él llegaba antes o si llegábamos al mismo tiempo. Nunca llegó antes que nosotros. Y en la cafetería ni siquiera almorzaba allí. Llevaba mi propia comida que era: un yogur, una fruta y una barrita de cereal que me lo comía en las gradas más alejadas del campus.

—Paris...

Me levanto resignada, porque si me negaba, Lisa es capaz de agarrarme por la oreja y llevarme hasta arriba.

Tocando el suelo de mi habitación me giro para enfrentarla.

—Mi cabeza está hecha un lío.

Y entonces comienzo a caminar por toda mi habitación. Doy vueltas y vueltas hasta que Lisa me frena por lo hombros. Me atrae hacia la cama y nos hace sentarnos.

—¿Qué es lo que pasa? No te hemos visto ni a ti ni a Jake durante estos días. Juntos, me refiero. Porque cuando tú estás, él no está. Y cuando él está, tú no estás.

Así que Jake también ha estado evitándome. Mi corazón comienza a encogerse de una manera tan repentina que no sabría cómo explicarlo. O tal vez sí. Me sentía como cuando Alicia en el País de las Maravillas probaba el «bébeme». De repente estaba ahí, grande y notable. Pero entonces comienza a beber el brebaje que hace que se vuelva tan pequeña que apenas la ven.

Pero luego recuerdo que él dio el primer paso. El me besó primero. No obstante..., ¿estuvo jugando conmigo? No lo sé. No veo a Jake capaz de hacer algo así. He visto como se le insinúan las chicas y él, como lo bueno y caballeroso que siempre ha sido, las trata con respeto pero que a la vez les da a entender que solo está para ser su amigo y nada más.

Con las yemas de los dedos me toco los labios. Hace unos días me habían dado el mejor beso que he tenido. Bueno, tampoco es que haya tenido mucha experiencia en ese ámbito, pero estaba segura de que, aun así, sería el mejor beso.

—¿Qué sucedió? —pregunta Lisa.

—Jake y yo nos besamos.

Lisa se queda tan quieta que la tengo que mirar para ver si de verdad lo oyó. Al principio se queda estupefacta, luego me mira y sonríe, pero al ver mi expresión tan abatida se le va tan rápido como vino. Sacude su cabeza y me toma de la mano. Me mira seria y sé que, aunque este en el club de shippeo Jaris, para ella siempre estaré en primer lugar. Pareciera que le estoy dando una noticia trágica. En cambio, era más bien pánico por parte mío.

—Por tu cara supondré que no fue muy bueno.

Oh, sí que fue muy bueno. Realmente bueno. Desde ese día no he podido dormir en las noches por pensar en ese momento. Casi podía sentir su tacto de nuevo al pensarlo.

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora