2. La teoría

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—Vaya teoría la tuya —cruza sus brazos y sacude la cabeza—. Asesinaste a sus padres.

—No asesiné a nadie —le lanzo una mirada incrédula—. Simplemente se me pasó por la mente. ¿Por qué entonces estaría aquí?

Oliver y yo nos encontramos en el suelo del pasillo apoyados contra la pared. Luego del mensaje de texto que Lisa le había mandado anoche, quedó con toda la intriga de poder continuar con los detalles.

Como si supiera que estaba pensado en ella, Lisa aparece delante de nosotros.

—¡Estoy aquí! —dice con la voz agitada y un tanto acalorada.

—¿En dónde estabas? —enarco una ceja en su dirección.

—¿De qué estaban hablando? —ignora mi pregunta y toma asiento junto a nosotros.

—De la súper teoría de Paris.

—Oliver, no ayudas —lo interrumpo y me dirijo a Lisa—. Ahora habla. Espera... —inspecciono su cara—. Tu labial está corrido —asombrada, me la quedo mirando—. Lisa Emily Harries, ¡¿qué cochinadas estuviste haciendo y con quién?!

—No fue nada. Solo fue un beso con Mike —se encoge de hombros y posteriormente saca su espejo de mano para arreglarse el labial corrido.

—¿Solo fue un beso? —abro los ojos divertida al ver que, además de tener el labial corrido, también estaba despeinada y con el cuello de la blusa chueca. ¿Qué era solo un beso para ella?

—No quiero interrumpir su charla sobre la sexualidad de Lisa pero, ¿vienen conmigo o no? —Oliver se levanta del suelo echándonos una mirada a ambas.

Resulta que en nuestra última clase nuestro maestro no pudo llegar, por lo que nos dejaron ir antes. Pero como Oliver tiene entrenamiento con el equipo de básquetbol, quedamos en que íbamos a ir a verlo. Muy pocas veces tenemos el privilegio de verlos entrenar.

Me levanto del suelo y nos vamos directo hacia el gimnasio donde todos los Lions estaban reunidos con sus respectivos uniformes.

—¡Nenas! —Mi hermano, el número nueve, se acerca con los brazos extendidos y me abraza por los hombros mientras que Lisa se va a las gradas luego de un rápido saludo con él—. Paris, ¿no tienes Inglés? —me mira intrigado.

Me encojo de hombro.

—No llegó el maestro.

—¿Te sabes su horario? —Jake se pone frente a nosotros con un balón en sus manos.

—Pues sí —Archer lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo—. Me lo tuve que aprender por si las moscas. A veces, es toda una rebelde —me sacude el cabello como un perro mientras yo me limito a rodar los ojos y a quitar su sudorosa mano de mi cabeza.

Nunca en mi vida me he saltado una clase y me dice rebelde. Bueno, ya. Puede que me haya saltado una. Una vez. Y ni siquiera se lo mencioné a Archer.

—¡Foster, comienza con el entrenamiento si quieres un puesto! ¡Boldman, ponte en la fila!

El entrenador hace sonar su silbato y se acercan corriendo a él.

Ese es el momento en que decido alejarme de la cancha y me voy junto a la rubia de mi amiga.

—Entonces Mike —fijo mi mirada hacia donde se encontraba el chico. Este nos estaba saludando con la mano y yo le devuelvo el gesto. Mike es de esos tipos altos ideales para el basquetbol, de piel oscura y guapo. Bastante simpático, también.

—Sí, pero te juro que este fue el último. Digamos que esta fue una despedida.

Abro la boca y ladeo mi cabeza. ¿Dijo que no era la primera vez?

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora