21. La deshonra

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Volvimos mucho antes del toque de queda, y cuando lo hicimos, papá nos grita desde su habitación que para la próxima hiciésemos menos ruido. Eso fue culpa de Oliver, quien estalló de risa diciendo que fue la peor fiesta a la que ha asistido. Una risa tan histérica que todos nos pusimos a llorar de la risa. De esas que te hacen doler el estómago. La noche había terminado bien, después de todo. Me cae bien Mike, en serio. El tipo es un excelente jugador, simpático y muy divertido. Pero su primo, su primo era un asno. Y si no hubiese sido por él, probablemente papá nos estaría castigando por no volver a la hora correspondiente.

Era por la mañana y los tres (papá, Archer y yo) nos encontrábamos en el comedor preparándonos el desayuno. Papá nos mira por encima de su taza y nos pregunta cómo nos fue.

Con Archer intercambiamos miradas.

Meh —respondimos al unísono.

Luego, ambos nos encogimos de hombros y volvemos a lo nuestro. Yo estaba revolviendo mi cuenco con leche y cereal, mientras que él se preparaba un té. Me lo quedo mirando por una fracción de segundo, siguiendo sus manos. Era divertido ver a Archer prepararse el té. Ver cómo sus manos se movían con suma delicadeza mientras revolvía con la cuchara, luego la sacudía para dejarla a un lado en el platillo, y luego... síp, levanta el meñique (sutilmente) cuando lo alza para tomárselo.

—Ya ven —dijo papá—. Quedarse en casa habría sido más divertido.

Archer bebe un sorbo de su té antes de responder.

—Ya, pero tú nos...

Suelta una exclamación de dolor cuando le doy un puntapié por debajo de la mesa, interrumpiendo su «tú nos dejaste ir».

—Es cierto, papá —digo, respondiendo en lugar de Archer.

Este me mira confuso por haber interrumpido su frase. Junto las cejas y miro discretamente en dirección a papá, queriendo decirle que muy pocas veces nos deja salir así: con un poco más de libertad. Estaba segura de que eso era producto de su reciente enamoramiento. Vaya. Miro a papá. Como siempre, revuelve su taza con una cuchara para intentar que se enfríe. Tenía los ojos puestos en el periódico. Un periódico de verdad, porque papá era de los que leen en papel, a la vieja escuela, y no en las noticias que aparecen en el celular. Esto porque le gustaban más y porque los aparatos electrónicos estaban prohibidos en la mesa. El caso es que... cuando lo miro, veo ese nuevo brillo que tiene. Como un aura a su alrededor. Fresca y ligera. Y eso me gustaba.

Después del desayuno, papá se levanta para ir a cambiarse, y en cambio, Archer y yo, nos quedamos toda la mañana abajo en pijama, viendo la televisión. Pasaron algunas horas cuando llega Rose, sin Sean, porque había ido a casa de su padre. No nos dice nada por traer el pijama puesto siendo que era casi la hora del almuerzo. Me agrada más solo por ese detalle. Papá nos miró advirtiéndonos. Nosotros continuamos viendo televisión. Archer suelta un comentario de que los domingos estaban para holgazanear, a lo que Rose le responde que no le molestaba para nada, que a veces ella igual se quedaba todo un día en pijama. Aun así, después de comer, ambos nos fuimos a bañar y a vestir. Yo reclamé primero el baño. Archer soltó una exhalación y se fue directo a su habitación.

Ya limpia y vestida me pongo frente al espejo de cuerpo entero para arreglar mi pelo que estaba todo enredado. De vez en cuando mi cara se transformaba en dolor cuando pasaba el cepillo por los nudos.

Mientras batallo con mi pelo, escucho un ruido en mi ventana. O más bien a alguien quejándose.

Miro por el reflejo del espejo y veo a Jake metiendo una pierna por la ventana.

Me doy media vuelta cuando lo veo enterito en mi habitación. Pero los ojos de Jake miraban el suelo. Bola de Pelos se paseaba entre sus piernas.

—Shu —Jake mueve un poco su pie para intentar espantarlo. Bola de Pelos simplemente se echa a sus pies, exponiendo su barriga al aire.

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora