—Rose ya está aquí.
Alzo la vista de mi celular y la fijo en papá, quien me estaba mirando desde el umbral de la puerta de mi habitación.
—Bajo enseguida —le respondo.
Cuando me quedo sola me levanto de la cama y agarro mi bolso con una chaqueta, y antes de cruzar hacia el pasillo, me acerco una vez más al espejo de cuerpo entero para asegurarme por milésima vez que no tengo un aspecto tan terrible. Hace días que no duermo más de cinco horas, por lo que me tuve que poner corrector de ojeras, máscara de pestañas y una sombra discreta para ocultar todo lo que siento ahora mismo.
Ayer por la noche le dije a papá que quería pasar ese tiempo de chicas que había mencionado el otro día. Si se dio cuenta de mi estado ansioso durante estos días, no me lo hizo saber. Lo más probable es que piense que estoy en mis días, a pesar de que ya usé esa excusa la semana pasada. Así que, cuando le dije que quería pasar un día con Rose, él encantado dijo que la llamaría para avisarle.
Es irónico. La primera vez que me lo propuso me dije que quería estar bien emocionalmente con respecto a los estudios, no obstante, nunca pensé en mi corazón.
Pero bueno, Rose aceptó con gusto. Por lo que nos organizamos así: Sean, papá y Archer pasarán un día en nuestra casa, mientras que Rose y yo iremos a la suya.
Me digo mentalmente que puedo con esto antes de bajar para encontrarme con la novia de papá.
. . .
La casa de Rose era un poco más pequeña que la nuestra, aun así, era muy hermosa y acogedora. Humilde, como ella. Por dentro se notaba que vivía una mujer. Los colores eran alegres y vivos. En el vestíbulo había un mueble de madera blanca y sobre la pared un espejo cuadrado adornado con piedras y detalles. La sala contaba con un solo sofá color mostaza y una alfombra peluda de color púrpura. En medio, una mesa de centro y, frente a esta, un mueble largo (de madera blanca también) que sostenía la televisión junto con adornos budistas, como la estatua del Buda Gautama y dos figuritas de elefantes.
Rose hizo pasta con boloñesa de almuerzo. Creo que papá le dijo que era mi favorito, pero da igual, porque le quedó muy rico (estuve tentada en lamer el plato) y de postre hubo frutillas con salsa de chocolate encima. ¿Ya dije que me gusta Rose?
Cuando terminamos de comer, Rose se negó a que le ayudase a limpiar. Dijo que lo haría después y que ahora tenía cosas que mostrarme. Así que dejó los trastos remojando y nos hizo subir hasta el segundo piso.
—Ye verás. Sé que más de uno te gustará.
No sabía a qué se refería hasta que llegamos a la que creo que es su habitación. Y no fue hasta que abrió su armario y vi el montón de ropa colgada, guardada en bolsas y tirada por el suelo, de que hablaba de la ropa que mencionó en la primera cena familiar que tuvimos.
—Guau.
Estaba estupefacta. Su ropa debe ser como el triple que la mía (y eso que yo tengo mucha). En serio, era un MONTÓN. Es más, su armario no es grande, por lo que estaba todo a punto de rebosar.
Rose se agacha para recoger algunas prendas.
—Pensaba en donarla. Puedes ayudarme a doblar la ropa y guardarla. Y si ves que algo te gusta te lo dejas.
—No hablas en serio.
Sus manos se quedan quietas y me mira sorprendida. Esa mirada no dura mucho, porque de pronto me estaba mirando con una expresión tierna.
Lo juro. Nadie me ha mirado así en... Bueno, en mucho tiempo.
—Por supuesto que sí. No tienes que preocuparte. No gasté ni un centavo en estas cosas. Ya me estoy pareciendo a ese programa que ve tu padre con tantas cosas acumulando. Y al parecer mi hermana no entiende que no soy fan de la moda porque cada mes me llegan cosas nuevas —me lanza una sonrisa, encogiéndose de hombros—. La cosa es, Paris, que no me importa verme joven ni atrevida. Me gusta como estoy. Así que puedes dejarte lo que quieras.
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Tú, siempre (SIEMPRE #1)
Teen Fiction¿Qué pasa cuando el niño que solía molestarte de pequeña se va, pero ha vuelto luego de unos años? Y no como un niño, sino como todo un adolescente, donde los sentimientos juegan con uno. Así es la vida de Paris Boldman. Hace unos años cuando era...