—Hola.
Levanto con pesadez y lentitud mi cabeza de la almohada y contemplo a mi hermano en el umbral de la puerta.
—Hola —digo y vuelvo a hundir mi cara en la cómoda, realmente cómoda almohada.
He estado así la mayor parte del día. En la mañana me levanté como zombi para ir a desayunar. Luego, a la hora de almorzar, Oliver llega y me estuvo entreteniendo un rato. Y con un rato literalmente me refiero a un rato. Esto debido a que su mamá lo necesitaba para usar la computadora y no entendía las explicaciones por teléfono. Después de eso me vine a mi habitación. Y desde ahí que no salgo de la cama.
Archer entra y se acuesta a mi lado, mirando fijamente el techo.
—Sí llegará.
—¿Cómo lo sabes?
Ya va una semana y casi estoy perdiendo las esperanzas de que regrese. Siento como si hubiese pasado un año.
Quizá se arregló con sus padres y decidió quedarse allá. Quizá volvió a ver a la chica pelinegra y decidió quedarse allá. Con ella.
—Dijo que volvería —Archer toma uno de mis cojines con forma de donut y comienza a girarla.
—¿Has hablado con él?
—No mucho. Solo un par de mensajes.
Esa revelación no me sorprende para nada. Después de todo ellos son mejores amigos.
—No le habrás dicho que quiero hablar con él —digo, girando la cabeza en su dirección.
De pronto, las manos de Archer se detienen y con una increíble lentitud, gira su cabeza para mirarme con una sonrisa inocente.
—Bueno...
—¡Archer! No puede ser —le quito mi cojín y me la pongo en la cara muerta de vergüenza. Aunque fue un poco inútil ponerme el cojín ahí, pues los donuts tienen un orificio en medio.
—Tranquila. Solo le dije que Paris necesita hablar con él sobre no sé qué.
—¡Paris te dice que eso es todavía peor! —chillo—. Le dijiste que necesito. Me verá como una desesperada.
—Está bien, cálmate —me arranca el cojín—. Lo conoces. Él te conoce desde hace años. Jamás pensaría así de ti.
—Esto es... —suelto un bufido y estiro mi brazo para agarrar de nuevo el cojín, pero Archer me lo aleja.
—Lo sé. Cuando te gusta alguien puede ser frustrante y complicado.
—Vaya, gracias —uso un tono irónico como respuesta.
—No me dejas terminar —replica—. Como decía, es complicado. Pero siempre habrá de eso en cualquier parte. En esta casa los hay, ¿no? En el trabajo, en la escuela. Pero, apartando eso, es algo lindo. Digo, sientes cosas que con otros no sientes.
—Ya. Pero ¿qué hay de los amores no correspondidos?
—El amor es irracional. Nunca se sabe de quién te enamorarás. Siempre llega en el momento más inesperado. El amor es lo menos entendible que hay —me mira tan serio que estoy comenzando a dudar de que sea mi hermano—. Y estoy un cien por ciento seguro de que es un amor correspondido.
Ignoro esto último porque no me apetecía discutirlo.
—¿Cómo es que sabes de esto? —me incorporo sobre un codo—. ¿Te ha gustado alguien? —Archer me observa sin apenas pestañear—. Te ha gustado alguien —lo confirmo.
—Por supuesto que sí —dice, como si fuera la cosa más obvia.
Pues no, no es la cosa más obvia. Siempre tuve el pensamiento de que, para Archer, las chicas son solo ligues y que jamás (o por lo menos no por el momento) se engancharía de una chica por mucho tiempo.
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Tú, siempre (SIEMPRE #1)
Teen Fiction¿Qué pasa cuando el niño que solía molestarte de pequeña se va, pero ha vuelto luego de unos años? Y no como un niño, sino como todo un adolescente, donde los sentimientos juegan con uno. Así es la vida de Paris Boldman. Hace unos años cuando era...