15. Adiós, mundo cruel

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¿Me gustan las películas de terror?

Estaba replanteándome esa pregunta cuando me sobresalto al ver una escena. Aún no terminaba y mis ojos ya se iban hacía todas partes en la oscuridad de mi habitación. Estaba inquieta. Inquieta porque ¿y si me pasa algo parecido? Me quedo mirando una esquina para ver si se veía algo fuera de lo normal, pero rápidamente sacudo la cabeza.

Para mi mala suerte, estaba basada en hechos reales y para mi otra mala suerte, estaba sola en casa.

Papá había salido con Rose. Archer había salido con alguna groupie, como las llama Lisa. Y yo... yo estaba sola en casa un viernes por la noche. Incluso Bola de Pelos me había dejado. Quizá esté en algún sitio con una gata haciendo minis Bola de Pelos, porque estoy segura de que hasta él tiene mejores cosas que hacer. Entonces, después de llevar una hora sola, no dudo en enviarles un mensaje a mis mejores amigos, preguntándoles si querían estar en casa conmigo para no estar más sola con mi amiga la Soledad. Ambos me mandan un «sí» como respuesta, por lo que ahora me encontraba esperándolos, mirando la película.

Subo las piernas y las pego a mi pecho, recostándome sobre el respaldo de la cama con los ojos medio tapados. La película de terror estaba demasiado buena. Me sobresalto cuando esa cosa aparece de la nada en la pantalla y me pregunto: ¿por qué los protagonistas tendían a hacer siempre algo estúpido?

De pronto, un fuerte ruido hace que de un salto del susto. Estaba segura de que el ruido provenía de abajo. Tal vez me haya equivocado y Bola de Pelos siempre estuvo en casa. Sí, eso es. Fue Bola de Pelos que no me dejó esta noche para hacer de las suyas. No obstante, un ruido más fuerte se escucha. Maldigo por lo bajo y tomo el control remoto para ponerle pausa a la película, lo cual fue inútil de mi parte porque la están dando por el cable.

Apago el televisor e intento agudizar el oído. Unas pisadas era lo que se escuchaba ahora. Definitivamente no estoy sola. Alarmada me pongo de pie y comienzo a buscar entre mis cosas algún objeto con el que pueda defenderme. Del closet, agarro uno de mis tacones de aguja que solo uso en ocasiones especiales. Lo sé, una gran arma. Pero es eso o mi vida. Bueno, no es que esto vaya a matar a lo que sea que esté abajo. Pero me dará tiempo para correr por mi vida siempre y cuando le acierte al ojo o algo así. Me fijo que tenga mi celular en mis jeans antes de avanzar. No sería como la estúpida protagonista de la película.

Bajo por las escaleras con sumo cuidado para no hacer ruido. Mis manos cada vez se aferran más al tacón. Ignoro el sudor que empieza a salir de mí y controlo mi respiración. A medida que avanzo los ruidos se hacían más claros y me doy cuenta de que viene de la cocina. Respiro hondo y bajo el último tramo. Todas las luces de la planta baja estaban apagadas por lo que la tenue luz de afuera era lo único que iluminaba la estancia. Mi cuerpo se tensa como el hilo de un violín cuando oigo pasos acercarse. Trago en seco.

Este es mi fin.

Podré decir que no fui una cobarde, porque seré encontrada con mi arma con la cual había luchado.

Adiós, mundo cruel.

Nada de adiós, Paris, sé valiente y enfrenta esa cosa horrorosa.

Suelto un chillido y una palabrota cuando siento que alguien me toma por los hombros. Giro exaltada y con todas mis fuerzas le clavo el tacón una y otra vez defendiendo mi vida. La persona (o lo que sea que fuera) suelta un grito de palabras obscenas. Y con eso, con eso me doy cuenta de quién se trataba la cosa horrorosa. Al instante suelto el tacón y me acerco al interruptor más cercano para encender la luz.

—¡¿Estás loca?! —se queja, sobándose uno de sus pectorales.

—¿Yo? —manoteo mis manos al aire—. Tú eres el imbécil que entra a mi casa como si nada dándome un susto de muerte —me acerco hasta él y le doy un golpe en el pecho olvidando que se estaba sobando en esa zona—. ¿Qué haces aquí, Jake?

Tú, siempre (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora