Reinado de corazones

Prologo-El comienzo de la historia

Era uno de esos días, como cualquier otro, donde las clases transcurrían sin ningún incidente, donde al ver al primer profesor ya salían mis primeros bostezos y preparaba mi ya bastante estropeado móvil con los cascos una vez encontrados en la calle. 

Así pasaron todas las horas antes de la llegada del recreo, el único momento en el que puedo salir de mi somnolienta vida.

Como siempre, me dirijo al lugar donde está toda esa gente que aún no sabes si serán amistades pasajeras o amigos de por vida, el lugar donde después de tantos años vagabundeando por el instituto hemos decidido establecernos. 

Saludé a todos con nuestro simple choque de puño, quién diría que tal vez ese día fuera el ultimo que les vería, tanto a ellos como al resto de mis amistades . 

Hablamos de lo que casi siempre hablábamos : gamers famosos, chicas, videojuegos... lo normal en gente de nuestra edad . 

Al finalizar el recreo vuelvo a encender mi móvil y vuelvo a poner la misma canción que escuchaba hasta hace unos días. 

Fueron pasando los minutos, tal vez horas, uno no sabe como avanza el tiempo mientras duerme, cuando noté que el reproductor empezó a repetir varias veces la misma canción, una canción que hacía bastante tiempo que no oía. Era el opening del juego Kingdom Hearts, un juego del que ya hace bastante tiempo me había olvidado. No le di importancia e intenté seguir durmiendo, pero en el momento en el que cerré los ojos, la música empezó a sonar más y más alta y noté como poco a poco mi existencia o más bien la existencia del mundo que conocía, se iba desvaneciendo como aquel que despierta de un inmenso sueño.

Intenté abrir los ojos, pero no sé si al abrirlos solo vi oscuridad o simplemente no logré ver nada. Solo se que hubo un momento en el que estaba recostado sobre algo cuyo tacto hizo sonar como un crujir al acostarme, pequeñas montañas se separaban hasta moldearse a mi cuerpo y, finalmente, perdí la conciencia. 

Después de un tiempo desconocido recupere el oído y con ello el resto de los sentidos. 

Lo primero que oí fue el sonido del mar, un mar tranquilo, como si siempre hubiese estado así,  el sonido de algunas hojas movidas por el viento. 

Intenté abrir los ojos pero aún resultaban demasiado pesados. Aunque tenía curiosidad por saber que pasaba, tampoco estaba tan mal la sensación del sonido del mar, así que permanecí un tiempo más disfrutando de el desconocido sitio que me rodeaba. 

Pasó un tiempo y decidí probar suerte nuevamente y abrir los ojos. Esta vez se abrieron como si nunca hubiesen estados cansados, dejando ver un cielo despejado con una pequeña nube que flotaba en el centro. Decidido, apoyé mis manos en la arena y puse a trabajar mis brazos tan entumecidos que parecía que no existían. 

Primero levanté la parte superior del cuerpo, dándome la posibilidad de ver todo a mi alrededor.

Estaba en una playa que tenía varias palmeras (de ahí el sonido de las hojas).  Al lado de la playa, unas pequeñas montañas que no dejaban ver nada de lo que había detrás de ellas. Había una gran variedad de flores y plantas tanto al principio de las montañas como al final de ellas; en medio de algunas se veían rutas que dirigirían a lugares que aún desconocía. Era un lugar que me resultaba extrañamente familiar, como si ya hubiese estado allí, no tal vez yo, pero no sabría explicar esa sensación. 

Percatándome de la situación me reincorporé y sacudí la arena que tenía pegada en mi ropa y volviendo a mirar a mi alrededor me di cuenta de lo que realmente pasaba, de estar en mi clase a estar en este lugar en donde no debería de estar. Intenté pellizcarme, despertarme del sueño y volver a la aburrida rutina de clase, pero el dolor era bastante normal, demasiado para mi gusto.

En conmoción, meditando sobre si lo que veía era real y que en el caso de que lo fuera, dejaría atrás muchas cosas me paré a relajarme bajo una palmera y disfrutar con el sonido del mar, pensando detenidamente en lo que podría hacer.