William

112 15 3
                                    

— Creo que no te ha quedado claro, Grandchester, hemos estado haciendo las cosas a tu modo, pero tus deudas crecen día con día, con esta estúpida idea del secuestro del patriarca de los Ardlay que no solo ha generado más gastos para mantenerlo apenas con vida, eso y el estar cuidándonos de cometer alguna equivocación, no he visto ninguna ganancia de esta pésima idea, no solo no hemos recibido un centavo sino que ahora te crees con el derecho a decirnos que hacer, estupido arrogante, pero tú tiempo se acabó, no hay más oportunidades o actúas ya ... o simple te matamos ahora mismo y pedimos dinero por el rescate de este millonario.

— No seas imbécil, que aún no es tiempo de negociar, toda su fortuna y la de la hija serán mías, ¿es que acaso no te has dado cuenta de que toda esta guerra de desgaste es parte de la estrategia?

—¿Y dejarte humillar por él también lo es? ¿Qué te humille todo el tiempo pese a que es un hombre atado y hambriento hace parte de tu brillante plan de adueñarte de todo lo suyo?

— Tus hombres son unos incompetentes que no siguieron mis instrucciones. ¿es que acaso no saben hacer nada bien?

— Mis hombres no trabajan para ti, además aquí nada se hace gratis y tú no has cumplido ni siquiera con él primer pago, es más ya estamos dudando que algún día estés en la capacidad de cumplir con nada, en ese orden no tienen por qué detener al señor Ardlay como tu saco de boxeo, mientras tú haces las veces de macho... estamos pensando que en este punto sería mejor negocio trabajar para él que seguir haciendo tu trabajo sucio.

—Yo les pagaré cuando todo haya acabado, después de todo seré el único dueño de dos inmensas fortunas y tendré tantas influencias, que volverlos objetivos sería un juego de niños. ¿es que no se dan cuenta de los beneficios de todo esto?

— Jajajaja, eres un engreído duque, en este punto ni tus amantes te creen nada, simplemente son negocios ... no es nada personal y tú nos sólo nos prometes cosas, no has podido cumplir con nada, eres un mal chiste y dado que son mis hombres los que estamos arriesgando todo aquí he ordenado que envíen lo necesario para obtener el rescate ...

— Eres un idiota, vas a poner toda la operación en peligro, ¿es que no entiendes que entre más tiempo pase más desesperados estarán y tendremos a los Ardlay de rodillas? Tendrás tu maldito dinero y hasta más ...

— Pues los Ardlay no están siquiera acabados, según mis contactos en la policía están moviendo cosas y es solo cuestión de tiempo para que den con él y contigo, ya ves hasta dejaste ir a su mujer, pronto la encontrarán y el cadaver de la novia de tu hijo que usaste, te mandará a la ruina, definitivamente nada te sale bien. Debiste enviar la foto y el mechón meses atrás.

— Era solo un truco, están pescando en río revuelto para ver quien se equivoca ... en cuanto a lo de la escena social es solo parte de lo que deben hacer para mantener estabilidad, es solo una mala actuación.

— No me interesa cómo funciona la lógica de la alta sociedad, solo te digo que no soy un hombre paciente y lo creas o no, esto que hago es un muy buen negocio, no me gustan los problemas y esta situación es simplemente insostenible. No estoy dispuesto a perder mi dinero ni mi libertad o echas a andar tú plan o encontraremos otra manera qué tal vez no sea tan conveniente para tus intereses, me tienen sin cuidado tus planes.

— No te atrevas a interponerte en mis planes o lo lamentarás, no tienes idea de lo que es tenerme como enemigo, simplemente lo haré cuando sea conveniente para mis intereses, no querrás que la policía llegue de sorpresa a tus bares ilegales y demás negocios, lo haré a mi manera, seré tan rico y tendré tanto poder que no querrás enfrentarme o ser mi enemigo.

— El dinero de los Ardlay... jajajajajajajaja y tú crees que te lo darán, no sabes de lo que hablas, esas familias nunca cederán su poder y dinero a un don nadie, uno que no es más que una piedra en su zapato.

— Hay otras formas de obtenerlo y para eso necesito mantener a Ardlay un poco más, pero si lo que les preocupa es un poco de dinero ... lo tendrás, más te advierto que no te metas en mis cosas y mis planes o lo lamentarás.

—Tienes tres días Grandchester... sino serás tú el que sepa de nosotros — le dijo el hombre con mirada seria.

—Pero...

— Tres días, para darme un adelanto, he sido demasiado paciente por 4 meses, mis hombres comienzan a impacientarse, los Ardlay están muy cerca y por supuesto que ella podría apaciguarlos un poco así que ya sabes lo que espero o sabrás de lo que somos capaces.

— No, Eleanor tiene habilidades que puedo usar con otros y no con los gorilas que tienes contratados, me tiene sin cuidado lo que le hagas en la cama a ella, pero la quiero fuera de este acuerdo por ahora.

— Tres días, ya lo sabes.

Richard observó a Gerald ponerse de pie y salir, no le había pasado por alto el tono amenazante de sus últimas palabras y el peligro de cambiar de objetivos, después de todo era un ladrón que solo tenía como prioridad el dinero y por él sería capaz de vender su alma al mismo demonio, lo sabía ... debía conseguir un poco más de dinero ... pero ¿cómo?

Mandó llamar a uno de los hombres para que lo acompañara al lugar donde tenían a Albert. Le abrieron la puerta y observó al hombre acostado sobre el catre indolentemente, los brazos cruzados detrás de la cabeza, las mangas de su camisa blanca arremangadas, y los ojos cerrados.

—¿Ahora si vienes a negociar? — le preguntó sin siquiera mover un músculo para incorporarse.

— No me interesa negociar contigo. Levántate.

— No veo porqué tenga que hacerlo.

Richard sabía perfectamente que él solo no podría doblegarlo, volteó a su alrededor y se dio cuenta de que el guardia no había entrado con él. La ira bullía por dentro de su ser, pero no estaba dispuesto a quedar en ridículo de nuevo frente a los hombres, sin embargo, iba a lastimarlo justamente donde en verdad le dolía, se quedaba sin tiempo y si no actuaba ya ... lo perdería todo.

Odiaba el gesto de autosuficiencia en Albert, ver el respeto que los hombres de Gerald tenían por él hacía que derramara bilis, saber que no importaba cuanto gritara o amenazara los hombres solo se encogerían de hombros y dejarían que Albert le respondiera golpe por golpe.

— No vine aquí por consejo, tu iniciaste esta guerra el día que te metiste entre mi mujer y yo, creíste que humillarme y entrometerte en mi vida para arruinarla era tu prerrogativa, ahora atente a las consecuencias. — le dijo pateando el catre.

—¿De que mujer hablas? ¿De la duquesa o de Eleanor Baker? pues me temo decirte que no he tenido ninguna relación con ambas — La memoria de Richard y la desesperación le estaban jugando una mala pasada aún así, decidió quitarse la duda..

— ¿Cuantos años tienes William? — susurró con temor al recordar los ojos azules de aquel William...

— 32 años... ¿Qué pasa Richard porque me miras así? ¿Te encuentras bien?

— ¡No puede ser! Acaso... — Su mente se había abierto al darse cuenta que cuando su hijo Terry había nacido, William Ardlay tenía apenas cinco años y no era aquel adulto que toda la familia había dibujado ante la sociedad.

La imagen de aquel William regresó a su mente y con él, las llamadas y cartas que Eleanor le había enviado...

Tú, Mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora