La muerte

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—Juró haber visto su rostro en aquella gala — Tenias lagrimas en los ojos , una mirada de decepción ... Es imposible, no pudo haber sido ella realmente, Tengo que volver, he tocado fondo, abandone a Susana ... En vez de cumplir nuestras promesas , estoy haciendo todo mal.

Pensaba aquel joven en el camerino de aquel teatro ambulante de mala muerte, Se dispuso a hacer sus maletas meditando en como haría para recuperar la vida que tenia en el pasado ... como era esa vida antes de ella? Oscura y desolada ... Tengo que buscar mi camino nuevamente y fuiste tu, aquella que me ha devuelto la esperanza ... Pecosa, estarás conmigo hasta mis últimos días en esta tierra.

— ¡Señor Granchester ha regresado! Que bendición mas grande! Justo ahora que mi niña ... Mi niña no se encuentra nada bien — Dijo la Sra Marlow entre lagrimas al recibir al joven aquella mañana en la puerta de su casa

— ¿Que es lo que sucede con Susana? — Pregunto preocupado

— Los doctores aun no lo saben ... pero es algo grave, tiene días con fiebre y cada vez esta mas débil — Le comentaba la mujer entre lagrimas mientras seguía al muchacho en dirección a la habitación de Susana.

— Terry... Volviste— Dijo la joven con una ligera sonrisa al ver al hombre que tanto amaba, tenia un aspecto deplorable, pálida y delgada pero con una nueva luz en el rostro al ver a Terry nuevamente

— Susy— Dijo con voz seca el joven actor impactado por el estado de la chica que alguna vez había sido muy hermosa — Perdóname por haberme ido así, pero ya estoy de regreso

—Terry, Prometo curarme pronto para nuestra boda ...¡es lo que mas quiero! — Dijo la rubia con ojos de ilusión

—Y así sera Susana — Dijo el joven con lastima en sus ojos tomando las manos débiles de la joven.

Habían transcurrido algunos días y la salud de Susana cada vez era mas deplorable , la Señora Marlow se encontraba desesperada sin que ningún doctor le dijera a ciencia cierta que era lo que tenia su hija.

Pasaron dos días y en una fría tarde de un domingo Susana Marlow expiró, dejando devastada a su madre, el joven castaño se sentía terrible, ella finalmente había muerto, no pudo hacerla feliz, había fracasado en su carrera de actor sin poder conseguir trabajo en otros teatros por la mala fama que se había hecho.

Habia fracasado en todo, en su deber, en el amor, en su pasión. No le quedaba nada ... Y asi llevo su luto aquel que alguna vez había sido tan atractivo y tan deseado por las mujeres, tan elegante y tan fuerte ... ahora solo era un vago, alcohólico, fundido en el resentimiento y el odio hacia si mismo.

Con una botella de whisky barato y sentado en la estación Terrence Granchester se encontraba fumando su segunda cajetilla de cigarros, mientras esperaba que el féretro de Susana llegara, no tenia idea mínima de que hacer ahora, su orgullo, su autoestima habían sido golpeados de la peor manera y estaba cayendo a un callejón sin salida. Una corriente de aire invadió la callejuela y una hoja de periódico llego hasta sus pies, el quiso apartarlo con molestia hasta que un nombre llamo su atención.

"El heredero de los Ardlay ahora dueño de la casa Graham Grandchester"

—Albert...

-.-.-.-.-

La noche transcurría serena , solo el sonido de los grillos llenaban la oscuridad, aquella gran mansion se encontraba en un pacifico sueño, la servidumbre y sus únicos ocupantes dormían plácidamente en cada habitación.

Un fuerte golpe en la puerta quebró la quietud de la noche , eran golpes incesantes , desesperados y con la fuerte voz de un hombre gritando al otro lado rogando que se le abriera la puerta.

Un hombre del cuerpo de seguridad de la familia Ardlay atendió a las suplica de aquel maníaco joven.

— ¡Mi nombre es Charles Coleman! Soy socio del Duque de Grandchester.

Decía el hombre desesperado , mientras el guardia de seguridad pudo notar que estaba con ropas sucias y un fuerte hematoma en su rostro

— Señor por favor retirese, esta es una propiedad privada.

— Tengo que hablar con su familia, ¡algo terrible ha sucedido, entiendame! — Dijo con mas desesperación tomando de las solapas al gran hombre que cuidaba la puerta

—¡Déjelo pasar! — Fue la voz de George que había bajado al escuchar el escándalo y había reconocido al pobre hombre

—¡George! ¡Tienes que llamar a la Señora Ardlay y a su familia! ¡Algo terrible ha pasado! Yo pude salir ... ellos ... William... — Se trababa el hombre que tenia los ojos desorbitados como si hubiera presenciado las cosas mas terribles.

— ¡Sra Elroy! ...- Fue el llamado desesperado de Dorothy en su puerta en medio de la noche

La anciana se levanto exaltada, tomo su bata de dormir y cubriéndose con ella abrió la puerta de su habitación para encarar a la pobre mucama que la llamaba desesperadamente

—¡Dorothy Dios mio que ocurre!

—Sra Elroy debe ir a la oficina del Señor William ... ¡es urgente!

Elroy sintió un agujero en el estomago, solo algo realmente terrible pudo haber pasado para que se armara tremendo escándalo a esas horas de la noche. Terrible fue la sorpresa en el momento de ingresar a la habitación que encontró a Archie de rodillas en el suelo llorando desgarradoramente mientras George intentaba calmarlo. Ella observo al hombre de mala facha que traía el rostro descompuesto

—¿Quien es usted? — Dijo temblando

— ¿Dios mio por que? ¡Mis hijos! ...- Gritó Elroy desesperada

Paso seguido Annie entro a la habitación también enfundada en bata de dormir, pálida y con los ojos llenos de lagrimas

—¿George que ocurre? — Pregunto Annie desesperada, esperando lo peor

— El Señor William y la Srta Candy sufrieron de una emboscada por un grupo terrorista que atacó el tren de New York — Empezó a Explicar Charles — El Señor William fue tomado prisionero y ...mataron a la Srta Candy — Concluyo el hombre apretando los puños ...

Annie sintió que el piso desaparecía de sus pies, un golpe seco llamo su atención, había sido el inconsciente cuerpo de la tía Elroy contra el piso, las piernas de la morena flaquearon y solo pudo caer sentada en el piso mientras intentaba procesar aquellas palabras, el llanto desgarrante de Archie, la cara pálida y seria de George , el cuerpo de la tía Elroy tendido a su costado eran terroríficas imágenes que se grabarían para siempre en su memoria.

—...Candy — Fue el pequeño susurro que salio de sus labios desgarrando su corazón.

Tú, Mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora