Veinticuatro

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Draco

Siempre pensé que ella me odiaría por mentirle, que se sentiría decepcionada al saber que era yo la persona con la que habló por meses. Jamás me imaginé que sería tan comprensiva y cálida conmigo, que me recibiera con los brazos abiertos, que me perdonara de la manera en que lo hizo.

Hace dos días estuve en la torre de astronomía con ella, la miré a los ojos, la tuve entre mis brazos y durante esos instantes todo estuvo bien, todo se sintió bien.

Justo ahora estoy en el mismo lugar, viendo como el cuerpo de Dumbledore cae desde lo alto de la torre de astronomía, tras recibir por parte de Snape una maldición asesina.

Desde el momento en que vi a Dumbledore a los ojos supe que no sería capaz de matarlo, solo pude pretender intentarlo y esperar a que alguien más lo hiciera por mí, tal vez no era un asesino, pero si era el cómplice de uno y eso me hacía odiarme de todas formas.

Bajo las escaleras de caracol lo más rápido que mis pies me permiten, trato de ignorar los gritos a mi alrededor, el sonido de las personas peleando, los escombros cayendo por doquier.

Mi angustia crece más y más al pensar en ella ¿Está a salvo? ¿Está peleando? ¿Está herida? Los mortifagos que están en Hogwarts entraron por mi culpa ¿Y si uno de ellos la atacaba?

Snape camina a mi lado ajeno al caos de nuestro alrededor, es increíble la forma en que parece no afectarle que acaba de matar a alguien. La verja que delimita los terrenos de Hogwarts está cerca, una vez fuera ya no podría volver jamás, ya no habría marcha atrás.

Desmaius —grita alguien a nuestras espaldas.

Un rayo de luz roja pasa rozando la cabeza de Snape provocando que se desestabilice.

—¡Corre, Draco! —me grita para darse la vuelta y enfrentarse a quien lo intentó atacar.

Estoy tan alterado que ni siquiera me siento capaz de aparecerme cerca de las rejas del colegio, así que solo acelero el paso y gracias a las llamas altas del fuego y la luz de la luna puedo vislumbrarlas a lo lejos.

—¡Draco! —grita alguien mis espaldas.

Sigo caminando ignorando la voz tras de mi, no puedo detenerme, tengo que cruzar lo antes posible.

—¡Draco, espera! —me detengo en seco al reconocer su voz.

Me giro de manera rápida y veo a Ely corriendo desesperadamente hacía mí con su varita en la mano.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto casi gritando.

—¿Qué está pasando, Draco? —pregunta horrorizada.

—¡Vete Ely! —le grito señalando el camino por donde vino.

—¡No me iré si no me dices que está...

Un gran estruendo se escucha a sus espaldas debido a una explosión,  en un movimiento rápido la tomo de la mano y la arrastro conmigo hacia el interior del bosque para protegerla.

—¡Suéltame! —protesta. —¡Que me sueltes!

Libera su mano de la mía bruscamente y se detiene para mirarme con los ojos muy abiertos.

—Debes irte ahora, no puedes estar aquí, es peligroso —le ordeno en tono desesperado.

—¿Por qué está la marca tenebrosa en el cielo? —apunta con su varita a la figura que esta sobre Hogwarts. —¿Por qué hay mortífagos en el castillo?

—Ely...

—¡Dime! —grita suplicante.

—Yo los metí —niega con la cabeza —Dumbledore está muerto, por eso está la marca ahí.

So close |Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora