Veintisiete

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Elara

El sonido de los pájaros cantar me despierta tranquilamente, en cuanto abro los ojos lo primero que veo es una pared verde olivo con molduras negras. Es extraño dormir y despertar en un lugar nuevo, pero no puedo negar que es la cama más cómoda en la que he dormido jamás.

Los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente uno tras otro, yo llorando en esta misma cama, Draco consolándome, Draco dormido a mi lado y yo aferrada a su cuerpo. Extiendo mi mano izquierda hacia mi costado esperando sentirlo pero mi mano toca la cama vacía. Me giro para darme cuenta de que él no está aquí y eso me hace sentir inquieta.

¿A dónde habrá ido? ¿Su madre lo habrá llamado? ¿Nos habrá visto dormir juntos y se molestó? ¿Estará dormido en su habitación?

Arrullarse con el sonido de su respiración, con el latido de su corazón golpeando contra mi oído y con su mano dando suaves caricias a mi espalda me hizo olvidar por unos instantes que todo estaba mal, me hizo desear estar así toda la vida.

Hago las sábanas a un lado para salir de la cama, abro el armario en donde guardé mis pocas pertenencias y tomo ropa limpia para después caminar al baño.

Se siente un poco extraño vagar por esta habitación y usar cosas que no son mías, todo se siente ajeno a mi.

Dejo que mi cuerpo se relaje por varios minutos bajo el chorro de agua caliente, en cuanto cierro los ojos la imagen de mis padres haciendo su vida como si nada llega a mi mente pero no la dejo ahí mucho tiempo y me fuerzo a pensar en otra cosa, no puedo torturarme de esta manera, debo dejarlo ir, ser fuerte y seguir adelante.

Salgo del baño ya vestida y con el cabello húmedo mojándome la espalda y camino hacia las grandes ventanas de la habitación, corro las cortinas un poco y los jardines de la mansión Malfoy aparecen en mi campo de visión, la vista es increíble, el sol se posa sobre las flores y los setos haciéndolos ver como sacadas de un cuadro, las aves cantan y revolotean entre ellas, me parece irónico como el exterior puede ser tan hermoso a comparación de las cosas horribles que pasan aquí adentro.

—Buenos días, Ely ¿Puedo pasar? —pregunta su voz a mis espaldas.

Me giro sobre mí misma y veo a Draco en la entrada sonriéndome, está perfectamente vestido sosteniendo una bandeja llena de comida entre sus manos.

—No necesitas pedir permiso para pasar —le sonrío de vuelta. —Es tu casa.

Entra y la puerta se cierra por si sola detrás de él.

—Pero es tu habitación, tienes derecho a la privacidad —deja la bandeja de comida en la mesa que esta del otro lado de la habitación.

—Eso es mucha comida para mi —digo impresionada al ver todo lo que hay en la bandeja.

—Estas loca si piensas que te dejaré toda esa comida para ti sola, muero de hambre —alza la ceja divertido.

Camina hacia mi lado y retira la silla indicándome con su mano que me siente.

—Gracias —le digo en voz baja. —¿Dormiste aquí toda la noche?

—Toda la noche, pero me fui muy temprano a una reunión —se remueve incomodo en la silla.

—¿Todos los días vas a reuniones? —pregunto intentando no sonar entrometida.

—No todos, en realidad no hago mucho... por ahora —dice sin poder ocultar la angustia en su voz. —¿Dormiste bien?

—Dormí más que bien... ¿y tú?

—Es la primera vez en un año que duermo una noche entera —dice y después se lleva un trozo de fruta a la boca.

So close |Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora