All that I want is you... (KOOKV/KOOKTAE)

Capítulo 22: Life goes on

Park Jimin no recordaba ninguna otra ocasión en su vida en la que hubiera estado tan nervioso por algo, quizá salvo por esa vez en la que se había saltado toda una semana de clases en su época de secundaria, por fugarse del colegio con un chico de su clase que lo cortejaba y este también gustaba de él en ese entonces.

Por supuesto que ambos fueron descubiertos por los profesores y reportados con sus padres, pero no es lo mismo tener que justificar unas cuantas faltas y una semana de rebeldía, a tener que explicar que estás embarazado de Min Yoongi, con quien recientemente y de la nada se había vuelto muy cercano.

Ahora sí lo iban a mandar a un convento de donceles...

Suspiró, porque sería difícil enfrentar a su madre, pero tenía que hacer algo antes, y eso era avisar al padre del feto pianista sobre que tendrían una bendición, era justo por ello que ahora mismo se encontraba en la entrada de la residencia Min, casi comiéndose las uñas porque quizá esa misma tarde descubriría que el chico que le gustaba era un asco. O quizá no, quizá podría sorprenderse y maravillarse.

Tocó a la puerta, y de inmediato se escuchó un "ya voy" en respuesta, pues su novio ya sabía que iría a su casa justo después de verse con su primo y mejor amigo. Ellos le habían dado valor, al menos si las cosas salían terriblemente mal con Min, los tenía a esos dos para abrazarlo y secar sus lágrimas.

—Llegaste amor —dijo Min apenas abrió la puerta y lo atrajo a sus brazos para estrujarlo entre ellos. Le dio un beso rápido en los labios, en verdad había extrañado a su chico todos esos días en que lo había estado evitando.

—Holi... —susurró en medio del abrazo y Yoongi rio bajito, separándose un poco para lograr verlo a los ojos.

—Pasa Mimi, hace mucho frío afuera —se hizo a un lado y el nervioso doncel entró de inmediato. —Mamá no está, pero nos dejó hechos unos brownies de chocolate, me contó que la última vez que te vio en casa le aseguraste que te encantaban, y te hizo unos cuantos. También compré más helado para ti... —se acercó de nuevo al chico, tomó sus mejillas entre sus manos y dio un casto beso a la punta de su rojiza nariz. —Prometo no volver a comerme tu helado, pero por favor no me vuelvas a ignorar por tantos días.

Jimin sonrió, ¿esa masita que tenía frente a él era el inalcanzable y ególatra Min Yoongi? ¿el mejor amigo de Jeon Jungkook y quienes juntos robaban las miradas y envidia de todos? Wow, verlo así de cariñoso era algo nuevo, pero le gustaba ese exceso de atención hacía su persona. Quizá eso cambiaría en unos minutos, pero era necesario hablar con la verdad.

—No estaba enojado contigo por el helado que te comiste —confesó.

—¿Ah no? ¿entonces? —el semblante del chico de mirada gatuna era de desconcierto —si no fue por el helado, ¿por qué su majestad se molestó conmigo tanto como para alejarme de su divina presencia? —Jimin dio un pequeño golpe en los hombros de su mayor, e hizo que le soltara la cara.

—Antes de explicarte, ¿dónde están esos brownies? —dijo abriéndose paso a la cocina, había estado ya en tantas ocasiones en esa casa, que podía asegurar que sabía hasta cómo estaban acomodadas las cosas en la alacena.

—¿Tantos días sin verme y lo único que piensas es en comer? —reclamó Min siguiéndolo de cerca, pero en sus labios había una gran sonrisa. —Es para que me estuvieras pidiendo que te bese sin control.

Sí, gracias a esos besos y pasión era que ahora estaban embarazados, malditas hormonas.

—Min Yoongi, tenemos prioridades diferentes —dijo también con una sonrisa, de pronto, al estar ahí con el pelinegro, sus miedos comenzaban a desaparecer. Se detuvo sobre la mesa alta que tenían en la cocina, su novio llegó hasta él y lo acorraló entre esta y su cuerpo, tratando de comenzar con un beso que le hiciera ver a Jimin lo mucho que lo había extrañado. No lo dejó besarlo, solo susurró contra sus labios: —Mis brownies, Min, no creas que me comprarás con besos, tu mamá los hizo para mi.