Aprende a vivir

1.6K 170 60
                                    

Marco había estado en la cubierta cuando eso paso.

Un sonido estridente resono en la madera seguido de los livianos paso del menor del barco.

Ace, quien se había unido recientemente después de meses de insistencia, finalmente había cedido a su llamado y unido a su familia, pero claro estaba que eso solo era el comienzo de todo.

Marco nunca se arrepentiría de la adición de un nuevo hermano, él adoraba a cada uno de los integrantes de su familia, sin embargo, eso no evitaba que tuviera jaquecas cada vez que uno hiciera una locura y Ace no era la excepción.

El niño les había costado tiempo y aún así se sentían que todavía les quedaba un largo camino al cual recorrer, no es que se arrepintieran o algo parecido, de hecho era lo contrarío, estaban felices de que el menor por fin pudiera estar entre sus filas como un niño normal, aunque eso significará que el caos desembarcará en su barco.

Cada día era una nueva aventura con Portgas D. Ace, sus genes D solo resaltaron más ese lado caótico que lo seguía por detras.

Marco solo había conocido a un par de hombres con esa letra intermedia en sus apellidos y cabe decir que todos ellos traían la locura incorporará.

El más resaltable era Roger, quien logró sacarle más canas que cualquier persona normal lo haría, aunque últimamente Ace parecía estar a punto de quitarle ese lugar.

Ace era como una tormenta, te tomaba desprevenido sin ningún aviso y alborotaba y destruía todo lo que estaba a su alcance.

Cabe decir que el menor también compartía el resto de los rasgos de sus colegas D, un apetito más enorme de lo que un pudiera imaginar y tener la mágica habilidad de atraer los problemas como si fuera un iman, ahora súmale poderes de fuego y veras la verdadera encarnación de desastre en vida.

Marco se frotó la nariz y retuvo un suspiro antes de dirigirse hacía al pequeño petardo que yacía tirado en la cubierta con un rastro de agua siguiéndolo.

"Petardo", Thatch lo había llamado así durante los días en los que Ace se dedicaba a atacar a pops, el decía que parecía que siempre estaba apunto de explotar y eso le costo que su cabello ardiera durante una semana por cortesia del de pecas.

"Entonces ¿Qué paso?" Preguntó con diversión, a lo que Ace hizo una mueca mientras se escogía de hombros.

"¿Me caí?" Marco resoplo ante el tono inocente del pelinegro.

"Eso es obvio ¿Pero cómo te caíste?"

"Bueno..." Ace comenzó a hablar. "¡Estaba viendo al mar cuando vi ese enorme delfín salir de la nada!"

Marcó evitó rodar los ojos y fácilmente imaginó lo que pudo haber pasado.

"Comprendo, entonces lo perseguiste..."

"Entonces lo perseguí..."

"Y ahora estas aquí mojado en la cubierta ¿No es asi?" Dijo acusatoriamente, a lo que Ace le sonrío con travesura.

Marco reprimió otro suspiro y se froto por encima de la nariz.

Una parte resignada de si mismo no pudo evitar pensar que hoy sería un día largo y que tal vez pronto debería pedirle a su padre unas vacaciones para si mismo.

Cabe decir que Marco no estaba equivocado, puesto que más tarde volvió a escuchar el zambullido del usuario de fuego en el mar y en el proceso capto lejanamente como le hablaban a Namur para sacar al usuario de fuego.

No sabía si la impetuosa torpeza y poco sentido de auto conservación provenían de un lugar en específico, pero sabía que en el momento que el niño se unió, esté le iba a provocar canas.

Stay GoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora