Dudas pt2

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La luz del sol se restregaba en su rostro, los sonidos de las olas golpeando la arena se escuchaban en el fondo y Ace sintió los latidos de su corazón relajarse, había estado tan cerca de desmayarse hace rato si no fuera porque logró escaparse y sus mejillas sonrojadas brillaban con vergüenza, una parte de él quería ir y esconderse en su habitación y patalear como un niño pequeño, pero no podía evitarlo, se sentía como si hubiera vuelto
años atrás a su pubertad donde se emocionaba por todo, aunque con la leve diferencia de que esto no era un día de caza a la espera en su isla natal, sino de un hombre. Un hombre bastante apuesto a su gusto y que le hacía sentir cosas que ninguna otra persona le provocaba.

No podían culparlo realmente de ello. Era un novato en este tipo de temas y más después de la extraña platica que Thatch y su equipo le brindó, muy explícitamente y con ejemplos y todo. No es que Ace nunca haya presenciado ese tipo de actos, pero había una diferencia entre presenciarlos y saber exactamente qué significaban y la cercanía con la que se relacionaba; nunca en su vida había imaginado el nivel tan personal que tales actos tenían y ahora sentía que ya no podría ver a la mitad de los bandidos de la misma manera que antes.

Aunque lo más vergonzoso no fue la extraña combinación de fluidos entre otras personas, si no el imaginarse a si mismo en esa misma situación lo que realmente le puso los pelos de punta y le hizo sentirse tan cohibido y no fue de ayuda que después de toda esa exposición, sus hormonas se pusieran de acuerdo para acumularse y mandarle ideas vergonzosas a su cabeza, casi como si hubiera sido un encendedor que accidentalmente había sido activado.

Ahora, si tan solo eso era vergonzoso al punto de que quería enterrar su cabeza debajo de la tierra y no salir jamás, lo peor llegó cuando su imaginación comenzó a crear escenarios con cierta persona y hacerle creer cosas que no debería haber pensado nunca antes. Ace quería
morir y esta vez no era su congestión emocional lo que lo motivo, aunque realmente era más fácil lidiar con todo este asunto que empezar a cuestionarse si el rubio también sentía la misma atracción por él.

Se sentía extraño, casi posesivo de cierta forma, pero al mismo tiempo no. A veces sentía como si Marco le estuviera mandando señales todo el tiempo y a veces era como si el mayor actuara
así con todo el mundo, lo cual le confundía enormemente.

Muchos le dijeron que Marco era diferente con él y que parecían pegados el uno al otro, pero Ace realmente fue quien vio toda la situación desde un punto más neutral y se convenció de ello.

Después de pasar tiempo juntos, Ace se dio cuenta de algo. Marco era amable, tan amable como alguien podría ser, no solo con Ace si no con todos y tal vez eso era el reflejo de su posición y el porque podía manejar tal puesto con tal madurez y perfección y Ace lo admiraba y
gustaba por eso.

Claro, le encantaba recibir su atención y ser un poco mimado, pero la realidad era que en donde su corazón realmente latía como un loco fue cuando veía sus buenas acciones; cuando ayudaba a sus hermanos a encontrar algo perdido o cuando solucionaba las disputas del barco, había un aire de tranquilidad y paz que le fascinaba a Ace.

Digamos que sus sentimientos eran una mezcla de todo, su admiración, su atracción y su cercanía por el se combinaron para hacerle notar cada pequeño detalle del rubio y hacerle
pensar en él al menos una vez al día.

Se preocupaba por él, pero al mismo tiempo temía que sus sentimientos fueran demasiado para los dos.

El sabia que había algo entre ellos, algo que no se decía, que daba a lugar a dejar que ambos se acercaran y se apoyaran entre sí, de dejar que el otro coqueteara sin pudor y lo avergonzara con temas que probablemente se llevaría a la cama a pensar ese mismo día. Claro difería de las opiniones de sus hermanos, el sabia mas que nadie que tipo de relación tenía con
Marco y tampoco es que estuvieran tan pegados el uno con el otro.

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