Dias de asesinato pt.1

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Namur era un Gyojin común, vivió una parte de su vida en su amada ciudad submarina junto con el al resto de sirenas y tritones de su especie y solo cambió esa paz cuando conoció la vida de aventura que los whitebeards le habían ofrecido.

Había reído junto al resto de sus hermanos en los días más felices y llorado en los días más grises, apoyado en los momentos difíciles y extasiado cuando había una nueva aventura en espera.

Paso años tras años junto a todos los demas y aún así, todavía recibía miradas de incomodidad y desprecio cuando un nuevo recluta llegaba. Marco le había dicho que no le tomará importancia y que hablaría con ellos antes de que pudiera pensar en respirar, por lo que tiempo después las aguas se calmarian y todo volvería al status quo.

Lamentablemente, eso nunca le quitaba la pequeña opresión que sentía en su pecho durante las primeras semanas.

Por ello, cuando le dijieron que alguien nuevo se uniría a ellos, el primer instinto de Namur fue evadir al pequeño petardo del que todos solían hablar (aunque con una que otra excepción de irlo a recoger al mar cada vez que pops lo arrojaba en sus intentos de asesinato).

En general no había tenido una opinión muy agradable del mocoso, pero por alguna razón su padre había decidido ir por él.

Ace era voraz, atrevido y estaba muy enojado con el mundo, tal vez demasiado para alguien que lucia tan joven con esas pecas. Era el tipo de persona que Namur esperaría un insulto relacionado con su raza o apariencia, pero sorpresivamente nunca ocurrió y no sabía como sentirse respecto a ello. Aunque tal vez tenía que ver con su nula experiencia lidiando con gente tan joven después de todo.

La tripulación se dividió entorno al muchacho, algunos ya lo tenían fichado como su próximo hermano pequeño y otros lo rechazaban y hacían apuestas de cuando sería la última vez que lo arrojaran al mar. Namur por su parte prefirió mantenerse neutral y solo observar la situación hasta que llegará al final de ella.

Y todo fluyo de esa manera por un tiempo, hasta que una noche cambió.

El clima había estado sorpresivamente calmado para ser el nuevo mundo; el viento se deslizaba pacíficamente
haciendo que las velas del Moby se tambalearan, eso con el conjunto del sonido de las olas que los arrastraba levemente, se había formado una atmósfera de paz y tranquilidad.

La única excepción de la noche fue el joven pelinegro que nuevamente había sido arrojado al mar a las horas de la noche y Namur, siendo el único gyojin en el turno de la noche, no tuvo otra opción que correr al mar y rescatarlo.

Namur suspiró mientras arrojaba el cuerpo del pecoso sobre la cubierta y trataba de escurrir el agua de su ropa, esa noche había traído su chaqueta favorita.

El niño se retorcío levemente, antes de cobrar consciencia y empezar a levantarse lentamente. Namur internamente hizo una mueca ante los moretones del pelinegro.

Ace probablemente habría excedido sus límites nuevamente y se había arriesgado a obtener otra contusión (si es que ya no la tenía en ese momento). Esto prácticamente se había vuelto una rutina durante las últimas semanas desde que el mocoso había abordado al barco.

Era preocupante ver como el niño solía esconder sus heridas de los demás, antes de salir corriendo y esconderse en algún rincón secreto del Moby que ni siquiera el mismísimo Jozu sabría de su existencia. A Thatch le resultaba divertido y siempre solía decir que era como un cachorro salvaje lamiendo sus heridas.

A Namur no le parecía tan divertido, el pensaba que tardé o temprano llegaría a un punto donde algo grave le pasaría y nadie se enteraría hasta que fuera demasiado tarde. El tan solo pensarlo le hacía sentir náuseas.

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