El fuego en tu cabeza

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Una sensación punzante palpitaba constantemente en su cabeza provocando que un dolor agudo y ensordecedor invadiera su cuerpo, las imágenes de un sitio en llamas y un sombrero familiar atravesaron por su mente y desplegaron un sentimiento de culpabilidad y resentimiento en su pecho.

Se sentía como si se asfixiara entre el humo y ardor del aire, al mismo tiempo que la sensación de querer salir corriendo solo aumentaba comforme al pasar de los minutos.

Trato de moverse pero su cuerpo no respondía y sus latidos se desprendían rápidamente de él con tal fiereza que Ace podría escucharlos en sus oídos.

Gritos, oraciones y maldiciones de personas indigentes vagaban en su memoria y un estallido de calor se estrellaba hacía su persona. Ace nunca podría olvidar las exclamaciones de horror puro de quienes se estaban quemando vivos.

La realidad es cruel, tal como la vida noble se encontraba sana y resplandeciente en el otro lado del muro con la espera de un nuevo día, por otra parte la suciedad de esa isla se consumía en súplicas de piedad y llantos de desolación.

"Me dirás en donde esta su tesoro.. " Resonó una voz maliciosa provocando que escalofríos recorriera su cuerpo.

Su visión borrosa y dividida por el tono anaranjado de las llamas lo distraía de la persona enfrente suyo.

"Los compañeros mueren juntos..."
La misma voz habló nuevamente y Ace sintió nauseas junto con la incesante necesidad de querer gritar y contrarrestar sus palabras.

No somos compañeros. Quería decirle, pero su garganta ardía como si se estuviera quemando con el aire que lo rodeaba.

Podía sentir el pánico asentarse rápidamente en él mientras que una pistola apuntaba directamente hacía su cabeza. Su respiración se sentía pesada y solo podía soltar pequeños y piadosos jadeos mientras trataba de todavía sostener su consciencia.

El olor a basura quemada reclamaba el segundo lugar como la cosa más asquerosa que Ace haya olido jamas, en primer lugar se ubicaba la carne quemada y podrida que se mezclaba con el ambiente.

La ansiedad crecía y se restregaba en cada uno de sus musculos ya contraídos por el estres inminente de sobrevivir.

Entonces, su hermano, quien lo había acompañado todo ese tiempo en esa jauría hambrienta y despiadada, se acurruco junto a él con miedo en sus ojos y temblando dijo, "Ace, tengo miedo".

Entonces despertó.

Con su corazón latiendo a mil por hora y un torbellino de sudor que había manchado su cama, abrió los ojos con terror y trató de respirar lo más que pudo, fallando en el intentó y tosiendo repetidamente.

Todavía podía sentir sus nervios de punta, así como la ansiedad y la desesperación acumulada en su interior y su cuerpo se sentía más frío que nunca.

Esta vez pudo mover su cuerpo y sentarse en la cama, en el proceso notó sus lágrimas que seguían deslizándose por su cara y trató de apartarlas con su antebrazo. Intento de volver a respirar, esta vez con más éxito que la anterior ocasión y se toco el pecho tratando de calmar sus latidos.

Se frotó su cabello en busca de consolarse a si mismo y cerro los ojos nuevamente buscando calma.

Después de unos minutos de espera, decidió salir a tomar el aire y así tratar de olvidarse de ese sueño tan desagradable y salió de su cuarto procurando no hacer mucho ruido que despertara al resto del barco.

Esa noche era más estrellada de lo usual, el viento soplaba levemente y alborotaba sus mechones negros, para el nuevo mundo ese clima era casi imposible de prescindir y debido a ello decidió disfrutarlo lo más que pudo. Las olas estaban sorpresivamente  calmadas, lo que hacía que el balanceo del Moby se sintiera aún mas relajante y conforme pasaba más tiempo afuera, sentía que sus músculos se relajaban lentamente y su corazón empezaba a latir normalmente.

Stay GoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora