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xiii. un valiente caniche y unos sueños ¿proféticos?
APARTE DEL HECHO DEL QUE ASTRID CASI COMETE UN HOMICIDIO, de nuevo, estaban pasando una muy mala noche.
Acamparon en el bosque, a unas cien yardas de la carretera principal, en un claro pantanoso del bosque que los adolescentes de la localidad habían usado obviamente para fiestas. El suelo estaba lleno de latas de refresco aplastadas y envoltorios de comida rápida. Astrid realmente esperaba que los líquidos sospechosos que se asomaban entre la hierba fueran refresco.
Habían tomado un poco de comida y unas mantas que guardaron en la mochila de Astrid, pero no se atrevían a prender un fuego para secar la ropa húmeda. Ya habían tenido suficiente emoción con las Furias y Medusa por un día. No querían atraer otra cosa.
Decidieron dormir por turnos. Percy se ofreció para tomar la primera guardia y aunque Astrid quería discutir con él para ella tomarla, no tenía las suficientes fuerzas. Annabeth le ayudó a quitarse las vendas para cambiarlas mañana si tenían oportunidad de ir a una farmacia, definitivamente Annabeth se había emocionado en ponerle todas las vendas que Will le había empacado.
Ella y Annabeth se acurrucaron juntas entre las mantas y estaban dormidas tan pronto como sus cabezas tocaron el suelo.
Esa noche Astrid tampoco se liberó de las pesadillas, aunque esta era muy diferente.
Estaba acostumbrada a los sueños en los que generalmente podía ver las cosas que sucedían, pero esto solo se sintió, y no de una forma agradable. El dolor parecía perforar cada célula de su cuerpo. Quería llorar y gritar por todo lo que estaba sintiendo, pero se detuvo al escuchar una nueva voz sufriendo con ella. Cada parte de su cuerpo ardía como el hierro fundido, y escuchaba sollozos ajenos como los suyos propios. Quienquiera que estuviera con ella parecía estar sintiendo exactamente lo mismo. De repente, sintió que era jalada hacia atrás de una manera muy brusca, tanto que podría jurar que se le estaba arrancando la piel del hueso, hasta que todo quedó en un terrorífico silencio.
Astrid despertó agitada y empapada en sudor, con una Annabeth preocupada viéndola de cerca.
—Trids, por Atenea.—suspiro aliviada.—Casi me matas del susto, no despertabas.
—Tuve un sueño...—se detuvo, no quería preocupar a Annabeth más de lo que se veía, así que decidió guardarse eso para ella.—No.. no lo sé.
Annabeth la vio entre confundida y preocupada, pero lo dejó pasar al ver que la pelirroja le dirigía una animada sonrisa.—Bueno, en otras noticias, Grover consiguió algo.
Cuando Astrid se levantó vio a Grover cargando un caniche rosa.
—¡Mira, Trids!—exclamó Grover con sus ojos de cabra brillante de la emoción levantando al caniche frente a su cara.—¡Un caniche!
Astrid todavía estaba desorientada, volteó a ver a Annabeth para pedirle respuestas pero la vio con el ceño fruncido como si tampoco entendiera del todo que hacían con un caniche rosa.
Cuando lograron despertar a Percy, Astrid se dio cuenta de que en ese momento tenían dos cosas en común.
Uno: Parecía que los dos habían tenido un mal sueño.
Dos: No sabían que hacían con un animal que parecía un peluche de los que te ganabas en la feria.
Grover habló.—Percy, conoce a Gladiola. Gladiola, Percy.
Percy volteó a ver a Astrid y Annabeth pensando que estarían nerviosas por esta broma pesada que estaban jugando con él, pero se veían muy serias.
—No le diré hola a un caniche rosa.—replicó este viéndolos como si estuvieran locos.—Olvídalo.
—Perseus.—gruño Astrid viéndolo mal.—Yo saludé al caniche rosa. Annabeth saludo al caniche rosa. Tu saluda al caniche rosa.
Percy saludo al caniche rosa.
Grover volvió a explicar lo que ya les había dicho a Annabeth y Astrid hace una hora más o menos.
—¿Cómo sabe Gladiola sobre la recompensa?—preguntó Percy.
—Lee los signos.—contestó Grover como si fuera obvio.—Duh.
—Por supuesto. Tonto de mí.
—Así que regresamos a Gladiola.—Annabeth explicó con su mejor voz de estratega.—Obtenemos el dinero y guardamos el que Astrid tiene para una emergencia. Compramos los billetes para Los Ángeles. Simple.
—No otro autobús.—dijo Percy con cautela.
—No.—estuvieron de acuerdo Astrid y Annabeth.
Ellas señalaron hacia abajo, hacia las vías del tren que no habían sido capaces de ver anoche debido a la oscuridad.
—Hay una estación de Amtrak de media milla en ese camino. De acuerdo con Gladiola, el tren hacia el oeste se va a mediodía.—siguió Astrid.
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¿Me extrañaron? Porque yo los extrañé. Lamento haberlos dejado tanto tiempo sin actualización y aparte un capítulo tan corto pero parece que la escuela quiere quitarme hasta el alma, y luego el jueves me voy a un campamento escolar, al que ya me arrepentí de haber dicho que si.
En otras noticias, ya voy casi en el episodio 200 del anime de One Piece, y creo que esta siendo uno de mis animes favoritos, pero igual no soy mucho de ver animes.
Tengo listos 4 capítulos del fanfic del live action de One Piece, pero no sé si publicarlos, igualmente me falta la portada y los gráficos, ya veremos.
Bye.
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DANDELIONS, percy jackson
Fanfiction✧˚ · . Astrid estaba ahogándose poco a poco en un mar de autodestrucción, por lo cual fue una gran ironía del destino que sería el hijo del Dios del Mar quien la salvará. Y también que Astrid le tuviera miedo al mar. percy jackson fanfiction percy...