xvi. lovely reuinons? awkward reunions? we will find out

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xvi. ¿reencuentros adorables? ¿reencuentros incómodos? lo descubriremos.

          DECIR QUE ASTRID ESTABA MAL DESDE QUE SUBIERON AL TREN ERA POCO, su usual falta de humor se dio a notar a los demás pero decidieron darle su espacio para pensar

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          DECIR QUE ASTRID ESTABA MAL DESDE QUE SUBIERON AL TREN ERA POCO, su usual falta de humor se dio a notar a los demás pero decidieron darle su espacio para pensar.

La mañana siguiente, 14 de junio, siete días antes del solsticio, su tren pasó por Denver. No habían comido nada desde esa noche en el vagón del restaurante, en algún lugar de Kansas. No habían tomado una ducha desde el Campamento Mestizo, pero estaban bastante seguros de que eso era muy obvio.

—Intentemos contactar a Quirón.—dijo Annabeth enviándole una mirada preocupada a Astrid quien solo tenía la cabeza gacha, negándose a devolverle la mirada.—Quiero decirle sobre tu charla con el espíritu del río.

—¿No podemos usar teléfonos, verdad?

—No estoy hablando de teléfonos.

Vagaron por el centro por aproximadamente media hora. Media hora en la que Astrid se puso a reflexionar sobre lo que había pasado, ella había roto la promesa que se había hecho. Había explotado, y aún lucía así, con sus ojeras marcadas, marcas de lágrimas secas en sus mejillas, la nariz roja y su cabeza gacha, hundida en su propio mundo de auto miseria. Ella no podía permitir que sus compañeros la vieran de esa manera, la considerían débil y no apta para una misión de este nivel. Así que decidió empujar sus emociones a lo más profundo de su ser y mostrarse bien aunque no lo estuviera, porque, para Astrid, era mejor eso que mostrarles a los demás lo que en verdad sentía. Esperaría hasta que sus problemas desaparecieran en vez de enfrentarlos, porque así era ella. Durante todo el trayecto sus compañeros notaron que el humor de Astrid había cambiado drásticamente y ya se encontraba haciendo bromas y siendo sarcástica, como solía ser antes de que todo el incidente de San Luis pasara.

Annabeth sabía lo que hacía y no le gustaba para nada, pero no comentó nada al respecto.

El aire era seco y caliente, lo que se sintió raro después de la humedad de San Luis. Finalmente encontraron un "Hazlo tu mismo" para lavar autos. Giraron hacia el puesto más alejado de la calle, manteniendo los ojos abiertos en busca de patrullas. Eran cuatro adolescentes en un puesto para lavar autos sin auto, cualquier policía digno de una dona sabría que no estaban en nada bueno.

—¿Qué hacemos aquí exactamente?—preguntó Percy mientras Grover tomaba la pistola rociadora.

—Son sesenta y cinco centavos.—dijo él.—Solo me quedan dos cuartos, ¿Annabeth?

—El vagón del restaurante me dejó sin nada, ¿Astrid?.

—Los tendría si mi mochila no se hubiera perdido al caer del Arco Gateway, ¿Percy?.

—Superalo.—suspiró Percy rodando los ojos con una pequeña sonrisa de labios cerrados mientras rebuscaba en sus bolsillos.—¡Ja!.—celebró mientras sacaba lo que le quedaba de cambio y se lo entregó a Grover.

DANDELIONS, percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora