n. salve, astrid adelaide prewett

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n. salve, astrid adelaide prewett.

          ASTRID ESTABA EMOCIONADA, ANSIOSA POR SU PRIMER JUEGO de captura la bandera en el campamento

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          ASTRID ESTABA EMOCIONADA, ANSIOSA POR SU PRIMER JUEGO de captura la bandera en el campamento. Su amiga Annabeth ya había sido reconocida por Atenea y llevada a la cabaña seis, pero ella seguía en la cabaña once. No es que se quejara, pero estaba harta de que sus cosas desaparecieran de su lugar y al día siguiente descubrir que Travis y Connor las habían vendido.

—¡Saltamontes! —alguien llamó su atención.

La pelirroja giró la cabeza hacia Luke, quien la miraba con los brazos cruzados y una ceja alzada.

—¿Puedes explicarme por qué Stoll número uno tiene un ojo morado y Stoll número dos la nariz rota?

Astrid encogió los hombros y luego volvió la vista hacia el lago cristalino.

—Me quisieron robar el anillo de mi madre —respondió simplemente.

Luke asintió con comprensión. Sabía lo importante que era ese anillo para ella.

—Levántate —ordenó con una sonrisa amigable—. Es hora de jugar.

Astrid se levantó con entusiasmo del césped, sacudió la poca tierra que se había pegado a su ropa y se unió a Luke junto a los demás campistas.

Quirón estaba explicando las reglas del juego, pero Astrid estaba demasiado ocupada como para poner atención buscando a su amiga rubia entre la multitud. Finalmente la encontró entre el lío de semidioses, hablando con uno de sus hermanos. Astrid la abordó con una gran sonrisa y le tocó el hombro suavemente.

—Annie —la llamó.

Annabeth se volvió hacia la voz y sonrió de inmediato.

—¡Astrid! ¿Emocionada?

Astrid asintió.

—Pero espero que para el próximo juego ya tenga un padre divino que enorgullecer.

Su amiga la miró con tristeza y la abrazó por los hombros.

—Ya verás que así será. Cualquier Dios Olímpico estaría orgulloso de tenerte como descendiente.

La pelirroja le devolvió el abrazo, pero se separaron rápidamente, ya que el juego estaba a punto de comenzar.

—Muy bien, linda —comenzó Luke mientras ajustaba su armadura—. Recuerda: sé rápida y pasa desapercibida, ataca cuando nadie te esté viendo.

—Voy a ser un fantasma, Luke —sonrió la pelirroja, y el rubio sonrió también—. No te preocupes, lo tengo bajo control.

Antes de que Astrid se diera cuenta, ya se había adentrado en el espeso bosque, con su daga lista y asustando a algunos campistas desprevenidos.

DANDELIONS, percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora