¿Aceptarías una segunda oportunidad para tener lo que has deseado y te han negado?
Después de que Jackie, Jade, y todo el equipo J se deshicieron de Shendu y Drago, la vida continuaba para todos, en especial para Jade, cuya llegada de un nuevo maest...
En un lugar suspendido entre la realidad y la ilusión, Jade se encontraba en medio de una conversación intensa con figuras encapuchadas y una reina que oscilaba entre la burla y el apoyo. A pesar de los regaños, Jade no podía negar la verdad en las palabras de la Reina, quien le ofrecía la confianza y el apoyo que tanto había anhelado. Incluso llegaron a dialogar y aunque al principio le aburría la escuela en sí, ella también había intervenido mucho para poder mejorar en su vida. Jade se negaba a admitirlo, pero era verdad.
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Jade se enfrentaba a sus verdades en la cama del hospital, mientras la Reina, oculta en su mente, vigilaba cada pensamiento y emoción. Todo esto, mientras estaba llorando, porque cada cosa que le decían, era totalmente cierta.
—Viper: Hemos estado observándote y entendemos tus deseos. Lo que anhelas, lo obtendrás.
—Reina: Aunque intentes huir, sabemos que no hay escapatoria. Estás aburrida, pero aquí puedes ser tú misma.
—Jade: ¿Cómo es que saben tanto de mí? ¿Acaso me han estado siguiendo?
—Black: No te preocupes, no es así. Pero hemos notado que te has expresado libremente aquí.
—Jade: Es frustrante, pero al mismo tiempo, es un alivio. Finalmente, me siento en casa.
—Reina: Solo tuve que llevarte al borde de la muerte para que lo vieras. No era tan difícil.
Jade quiso poner cara de enojo, pero sabía que la reina decía lo correcto.
Viernes, 8 de la mañana
La preocupación llenaba la sala de espera del hospital. Tres días habían pasado desde el desmayo de Jade, y cada noche, alguien diferente velaba por ella. Jackie, Viper, El Toro, Paco, su familia y amigos, todos aguardaban con ansiedad cualquier señal de mejoría, y en ese momento le hablaba su profesor y su nueva amiga; era su turno de visita.
—Lucy: ¿Se recuperará de esto?
—James: Hemos hecho todo lo posible. Ahora depende de ella. Y recuerda, estás aquí solo porque estamos ayudando a Jade.
9:36 de la mañana. Todavía en el hospital
La atmósfera en la unidad de cuidados intensivos era una mezcla de tensión y silencio expectante. Los monitores parpadeaban débilmente, reflejando la frágil línea entre la vida y su final.
—Enfermera (con voz temblorosa): Doctor, la paciente está entrando en un estado crítico. Sus signos vitales son apenas perceptibles. Su corazón... está luchando, pero temo que su fuerza se agota.
—Doctor (con una mirada que ha visto demasiado a menudo este escenario): Hemos agotado todas las opciones médicas. Aumentar la medicación podría ser más perjudicial que beneficioso. Incluso el desfibrilador podría ser demasiado para su corazón debilitado. Solo nos queda esperar... que encuentre la fuerza para volver a nosotros.
