Ayuda A La Sociedad

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—Jade: (Con un suspiro pesado y la mirada perdida en la entrada de su escuela, murmuró): No puedo creerlo. Aún no son las 7 de la mañana y ya siento un nudo en el estómago. Solo espero que este día compense de alguna manera el mal inicio.

A pesar de la pesadilla que la había atormentado durante la noche y la ansiedad que la acompañó durante el día, Jade logró un pequeño triunfo personal: llegar temprano a la escuela

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A pesar de la pesadilla que la había atormentado durante la noche y la ansiedad que la acompañó durante el día, Jade logró un pequeño triunfo personal: llegar temprano a la escuela. Para su sorpresa, fue la primera en llegar, justo cuando los vigilantes giraban la llave para abrir las puertas. Dentro, cinco profesores se afanaban en acomodar las listas de trabajos, ignorantes de la marea humana que se avecinaba. Afuera, una multitud de 50 estudiantes impacientes aguardaba, cada una cargando su propia mezcla de emociones: ansiedad, nerviosismo, angustia, preocupación, y una urgencia palpable por inscribirse. Lucy, que había forjado una amistad con Jade en apenas un día, estaba entre la multitud, mordiéndose el labio en anticipación, habiéndose informado meticulosamente sobre la dinámica del servicio social.

—Profesor 1: ¿Ya casi está?

—Profesor 2: Todo en orden. Esta lista ya está asegurada.

—Profesor 3: ¿Aún no hay nadie?

—Profesor 1: No. Y con esa están todas.

—Profesor 3: Menos mal. Porque no quiero repetir el caos de años anteriores.

—Todos: Ja, ja, ja.

Cuando las puertas se abrieron, los estudiantes irrumpieron sin control, y los profesores ni tuvieron tiempo de apartarse. Los estudiantes los envolvieron en su prisa, y solo cuando el último de ellos se inscribió, los profesores pudieron recuperar su espacio y su aliento, aunque quedaron adoloridos por el inesperado asalto.

 Los estudiantes los envolvieron en su prisa, y solo cuando el último de ellos se inscribió, los profesores pudieron recuperar su espacio y su aliento, aunque quedaron adoloridos por el inesperado asalto

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—Profesor 2: Y para qué hablé.

Con la multitud dispersándose, finalmente hubo un momento de calma para discutir las asignaciones.

—Lucy: ¿Qué conseguiste?

—Jade: Trabajo de voluntaria en la biblioteca de la ciudad.

—Lucy: ¿En serio? Después de todo lo que me has contado, pensé que te vería en algo más... intenso. Como entrenamiento militar, arqueología, construcción... —dijo con sorpresa y admiración.

El Regreso De La Reina De La Sombra De KhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora