¿Aceptarías una segunda oportunidad para tener lo que has deseado y te han negado?
Después de que Jackie, Jade, y todo el equipo J se deshicieron de Shendu y Drago, la vida continuaba para todos, en especial para Jade, cuya llegada de un nuevo maest...
La persecución con el siguiente demonio ya había empezado, y este en particular era muy revoltoso. Jade estaba persiguiendo al demonio agua, mientras que Jackie, el tío y Tohru también iban tras ambas. El tiempo de perseguir a Jade no era este, y ver al demonio era señal de que se ayudan por ahora, y luego ven si se persiguen mutuamente. Mientras tanto, había algo más de qué preocuparse. Y la tensión y el odio empezaban a manifestarse en el ambiente.
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—Bai Tza: Hola, Jade. Me alegra verte de nuevo. ¿Cómo te fue en el mundo de los demonios? ¿Te gustó el terror de quedarte atrapada para siempre?
—Jade: No me hables —dijo con evidente enojo. No me olvido de lo que pasó. Admito que mi imprudencia me mandó para allá y casi acabo muerta.
—Bai Tza: Oh, no seas tan dramática. Además, saliste bien de ahí, ¿no? Y hasta te hiciste amiga de Tarakudo. Qué irónico.
—Jade: Tarakudo me ha tratado muy bien. Tú solo querías destruirme.
—Bai Tza: Bueno, no te culpo por odiarme. Después de todo, somos enemigos naturales, y todavía queremos destruir el mundo por habernos encerrado.
—Jade: No me compares contigo. Yo no soy una villana como tú. Yo solo quiero vivir mi vida y ser feliz.
—Bai Tza: ¿Y qué hay de malo en eso? Yo también quiero lo mismo. Solo que mi felicidad implica sumergir el mundo bajo el agua y crear un nuevo orden. Una pequeña Atlántida nueva en países, generando unos pequeños problemas de inundaciones.
—Jade: Eso es una locura. No puedes hacer eso. Hay millones de personas que sufrirían por tu capricho.
—Bai Tza: ¿Y qué me importa? Ellos han afectado a la tierra por años. Bien merecen todo esto y más.
—Jade: Pues yo no voy a permitir que los trates así.
—Bai Tza: ¿Ah, sí? ¿Y cómo piensas hacer eso? ¿Con tu espada? ¿Con los talismanes? ¿Con tu hechizo de captura?
—Jade: Con lo que sea necesario. No me subestimes. Ya he vencido a cuatro de tus hermanos y tú serás el quinto.
—Bai Tza: Ja, ja, ja. Qué graciosa eres. No tienes idea de lo que te espera. Yo soy la demonio más peligrosa y astuta.
—Jade: Eso lo veremos. Dame tu mejor golpe.
—Bai Tza: Está bien, te daré una oportunidad. Te propongo un reto. Si me capturas en menos de doce horas y me envías de regreso al mundo de los demonios, me iré sin poner resistencia. Pero si no lo logras, dejaré San Francisco entero y buena parte de EEUU bajo el agua con la Falla De San Andrés.
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