Corrupción Del Alma. O. Mira Lo que Me Negaste

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Halloween. San Francisco. De noche

Lucy estaba disfrazada como Jade, una transformación, única y perfecta. James, como un simple emperador japonés, aterrador. Lucy se encontraba con sus amigas en la calle pidiendo dulces, sin embargo, al ser una celebración divertida, se notaba un poco decaída. Jade había desaparecido y no estaría con ella en esa fecha tan importante.

—James: Que se diviertan. Vayan con cuidado.

Ya habían pasado por varias casas, pero apenas empezaba la noche. Pero una sorpresa las esperaba a todas, y pondría todo el Halloween patas arriba.

—????: Que pena que Jade no está aquí. No sería lo mismo sin ella.

—????: Sí. Ella siempre ha sido el alma de la fiesta

—Lucy: Sería bueno que pida dulces con nosotras.

—????: ¿Y por qué no pedírmelo personalmente?

De pronto, a lo lejos, ven que cae un rayo morado con negro y ven a una figura caminante con paso firme

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De pronto, a lo lejos, ven que cae un rayo morado con negro y ven a una figura caminante con paso firme. Una encapuchada que no se le veía la cara para nada, y además, era sorprendentemente alta; casi 2 metros de alto.

Lucy se puso en el frente para defenderlas a todas por si algo llegaba a pasar. Y de pronto, se quita la capa que tenía puesta y al ver quien es... con unos zancos, es Jade. Jade se quitó los zancos y todas se fueron corriendo a abrazarla y saludarla. Estaban muy dichosas y Jade también tenía su calabaza para recoger dulces. La noche acababa de ponerse mucho mejor. Si Jade había venido de su viaje, la noche solo acababa de mejorar.

Luego de eso, fueron a pedir dulces y veían que Jade también cargaba una bolsa. Les daba curiosidad ver que era. Si tanto la cargaba, seguro era algo de importancia, y cuando la vieron, estaba llena de ratas. Al principio, tremendo grito que mandaron todas y salieron corriendo de ahí, pero luego, viendo con calma, eran ratas... de peluche. Estallaron en risas luego del miedo por lo que vieron.

Cuando iban a pedir dulces, algunas madres gritaban al ver que les lanzaban ratas, se aterraban demasiado y salían corriendo, pero luego les explicaban que eran solo peluches y eran bromas inofensivas

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Cuando iban a pedir dulces, algunas madres gritaban al ver que les lanzaban ratas, se aterraban demasiado y salían corriendo, pero luego les explicaban que eran solo peluches y eran bromas inofensivas. Aunque no faltó un padre que parecía como una niña histérica asustada, y luego, a su hija, le parecieron tiernas las ratas. Casi eran juguetes chillones para gatos. Sin embargo, si se enteraban de algún padre o madre que fuera malo con ellas o con los niños, iban a su casa, pedían dulces, y como no les daban, les dejaban una rata de peluche, pero si las trataban mal, les daban ratas de verdad.

El Regreso De La Reina De La Sombra De KhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora