Apocalipsis De Dragones

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Jade estaba a la salida de su escuela, de noche, sentada, con la mirada perdida en el vacío. El cielo estaba nublado, anunciando una tormenta que se avecinaba. Sorpresivamente, Maynard la encuentra y se sienta junto a ella, en las gradas de la entrada de su escuela. El silencio entre ellos era palpable, cargado de un peso insoportable.

—Maynard: Entonces Shendu es el último demonio que queda...

—Jade: Sí.

—Maynard: Si lo vences, el mundo se salvará. Por fin, la guerra habrá terminado. ¿Definitivamente nos libraremos de esos demonios? Y a estas alturas...

—Jade: Siendo el último demonio por vencer, debe ser sin duda el más fuerte y vengativo, sin mencionar que es todo un traidor. En especial luego de lo que ha sucedido. Maldito seas, Zio.

La voz de Jade temblaba, y cada palabra estaba impregnada de rabia, furia, y miedo. Maynard podía sentir la desesperación que emanaba de ella, como si cada demonio vencido hubiera dejado una cicatriz en su alma.

—Maynard: No sé lo que pasó con Zio, ni tampoco sé quién es, pero ten en cuenta que ya has vencido a 7 demonios, y al vencer al último, el mundo se salvará. Si derrotas al demonio, esta pesadilla habrá terminado.

El comentario de Maynard hizo que el intelecto de Jade se agitara, como un mar embravecido por la tormenta. Se puso de pie, y una nueva determinación se reflejaba en sus ojos, como fuego en medio de la incertidumbre.

—Jade: Si es el último demonio y viene a acabar con todos, lo hará desde su sitio de confort. Entonces pelearemos en Hong Kong, en su templo. Además, yo tengo que hacer esto. Debo derrotar a Shendu. Ellos empezaron esta guerra y Zio la desencadenó, pero yo la voy a terminar.

—Maynard: Entonces date prisa. Si el templo de Shendu está de nuevo en pie, entonces significa que él también volvió. Y no olvides que su hijo igual vendrá.

—Jade: Ahora toda la tierra está en juego. Llama a todos los conocidos. Necesitamos toda la ayuda posible. ¡Somos la última esperanza!

La voz de Jade resonaba con una urgencia que helaba la sangre, como si cada palabra fuera un presagio del fin del mundo.

—Maynard: Te ayudaremos, pero tú eres nuestra única esperanza. Eres lo único que nos separa del fin del mundo. Aunque podemos ayudar, sabemos que tú eres quien debe darle el golpe final. Si esta misión fracasa, hay más que este mundo en peligro. No dejes que tus esfuerzos caigan en esta última misión. Estoy segura de que no quieres que tu vida termine destruida luego de todo lo que ha pasado y de lo que has visto.

—Jade: Así que conoces todo sobre mi vida.

—Maynard: Y sobre los registros. El Señor Tarakudo me contó de eso.

—Jade: Es la hora. Debo irme.

—Maynard: Y yo también. De regreso a casa.

En ese momento, Jade caminaba y se sumergió en las sombras, desapareciendo de donde estaba. La oscuridad parecía tragársela, revelando un eco de la amenaza que se cernía sobre el mundo.

—Maynard: Por favor, Jade. No caigas.

La súplica final de Maynard se perdía en el viento, llevando consigo la esperanza y el temor de lo que estaba por venir.

El Capitán Black estaba en la penumbra de la sala de control de la Sección 13, con sus ojos fijos en las pantallas que proyectaban una calma engañosa. Para nada se percató de la sombra que se deslizaba con una gracia sobrenatural hacia la bóveda de los talismanes. Jade, vestida totalmente de negro, y teniendo descubiertos solo sus ojos, iba a hacer, o la última esperanza del mundo, o la mayor demencia de su vida que la iba a dejar en el otro mundo.

El Regreso De La Reina De La Sombra De KhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora