43: I Don't See You... But I Love You!

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Sanji despertó, se acomodo para quedar sentado, estaba muy cansado por la incomoda cama del hospital, bostezo y se estiró escuchando crujir sus huesos. Todo estaba oscuro.

-Buenas noches Sanji. - Saludo el doctor con una leve sonrisa. - No te preocupes por la oscuridad, tienes vendas en los ojos, y por cierto, me alegra decirte, que la cirugía fue totalmente exitosa.

-¿En serio? - La voz se le corto a Sanji, las probabilidades eran mínimas, ¿en verdad se había salvado? ¿En verdad podía ver nuevamente?

El doctor asintió y le ayudó a quitarse las vendas, se alejo de él unos pasos y sonrió al ver los ojos del rubio bien orientados, en serio que había sido un éxito.

-Tardarás un momento en acostumbrarte, tiene ya seis meses que tus ojos no cumplían su fusión.

Un parpadeo...

Dos parpadeos...

Tres parpadeos...

Una lagrima...

Un nudo en al garganta...

Dos lágrimas...

Sanji tenía una encantadora imagen frente a el, por primera vez esta no era de su imaginación, todo blanco y perfectamente organizado, propio de un hospital, algunos utensilios metálicos en una mesa, un tubo conectado a su brazo, por Roger, tenía tanto que no veía siquiera su brazo, la bata azul del Hospital y bajó las sábanas había algo que se movía, eran sus pies, no pudo evitar soltar un sollozo y soltar un par más de lágrimas.

-Puedo ver... - Sanji seco sus lágrimas con la manga de la bata del hospital y sonrió apretando la quijada, estaba viendo, después de tanto tiempo. - Usted doctor, ¡es un Santo! - Grito radiante de felicidad, ¿Y quien no lo estaría al recuperar uno de sus cinco sentidos?

El doctor sonrió y negó con la cabeza, vio un momento su tabla de anotaciones y suspiró:
-El verdadero Santo... Es él. - Señaló la puerta que estaba siendo abierta lentamente.

En la entrada de la habitación del rubio, apareció un hombre más alto que el doctor, cabizbajo, vestía unos mezclilla y tenis negros, todos esos detalles le encantaban a Sanji, ahora que podía ver se fijaría en todo y en cada mínimo fragmenté de cada cosa que observara; el sujeto de la entrada igual utilizaba una sudadera negra y tenía puesto el gorro, sus manos en las bolsas. Sanji no entendió porqué ese hombre era más Santo que el doctor, arqueo una ceja en forma de pregunta, a lo que el doctor suspiró.

-Sanji, la cirugía no fue exitosa por si sola, te ibas a quedar ciego para siempre, salí algo estresado, solo había una manera de salvarte y es que alguien donará algunas partes de sus ojos que estaban dañadas en los tuyos. - Mordió su labio. - Este hombre te cedió su vista, argumentando que él no la necesita tanto como tú, que desea que disfrutes al máximo tu vida ya que, supuestamente, él ya vivió suficiente.

Sanji analizó al hombre encorvado que tenía frente a él, su sudadera no le permitía verlo perfectamente pero podía alcanzar a observar las vendas que tenía en sus ojos, supuso que igual salía de operación recientemente.

-Los dejaré un momento solos para conversar. - El doctor trago saliva y le palmeo el hombro al chico de la entrada, salió cerrando la puerta y suspirando.

El chocar de la puerta hizo retumbar un poco las ventanas, y luego Sanji y su donador quedaron en completo silencio, Sanji sonrió y mordió su labio, no sabía cómo empezar a hablar con ese extraño que tenía en frente.

-Gracias. - Dijo sonriendo ampliamente y para iniciar. - En verdad gracias, no sabes lo feliz que me has hecho, si yo pudiera hacer algo por ti. - Empezó a decir cada vez con más entusiasmo. - Por favor dímelo, dime, ¿te falta algo? ¿Tienes hambre? Ahora que veo podría prepararte aún mejores platillo que los mediocres que había estado preparando sin ver. - Sonrió con nostalgia por el recuerdo. - Ô al menos ¿me permites saber el nombre del hermoso Ángel que eres y que donó partes de sus ojos para mí? - Sanji pudo vislumbrar un fina sonrisa bajo ese manto que cubría la mayor parte de su rostro. - Por favor, no se como agradecerte. - Dijo sonriendo.

I don't see you... but I love you!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora