38: Distancia

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Al día siguiente después de desayunar, Sanji se despidió de su familia, abrazo a su madre y hermana, a sus hermanos simplemente les dijo hasta luego, a su abuelo/padre adoptivo le dijo que lo vería en el restaurante y a su padre... Bueno, digamos que le hizo una seña, su relación era algo complicada.

Zoro arrancó el auto y tocó la bocina para despedirse. A cambio recibió algunos gritos de Yonji y quejas de Zeff, pero bueno, eso poco le importo y empezó a conducir, debían recorrer una larga distancia.

-Oe Zorito~ - Dijo Sanji quién sacaba su cabeza por la ventana para sentir el aire chocar contra su rostro.

-Dime.- Respondía seco el espadachín, ponía atención al camino, además era como la milésima vez que escuchaba esa frase en los cortos quince minutos que llevaban de camino.

-¿Podemos hacer una parada técnica?

-No.

-¡vamos! - Insistía el rubio que esa mañana andaba más fastidioso de lo normal. - ¡Por favor! - Hizo rostro de cachorrito haciendo que al espadachín cediera después de un bufido y el joven rubio celebrará como un lindo e inocente niño de cinco años.

Al orillarse Sanji se sentó en el césped, pues iban en el inicio de la carretera y estaba rodeado de campo, Zoro levantó una ceja extrañado, ¿Qué estaba haciendo exactamente el rubio? Eso no era normal de él, andaba más infantil que de costumbre.

-Bueno, planeo tener mi inocencia desbordante estos días, después de Navidad ya no seré inocente.

-... Que idiotez.

-¡Déjame ser idiota al menos estos días! - Se quejó, luego suspiró y calmado dijo:- La verdad es que estoy nervioso Zoro... La cirugía, anoche no pude dormir solo de pensarlo... Tengo miedo.

-Cejillas...

-Llámame por mi nombre. - Dijo Sanji aun en el suelo cabizbajo. - Por favor Zoro, dime por mi nombre, adoro escucharte decirlo, aunque sean pocas veces...

-Sanji. - El mencionado sonrió. - Todo saldrá bien, no debes por qué preocuparte. - Se acercó y sentó junto a él, acortando la distancia entre ellos atrapándolo en un abrazo. - Te acompañaré todo el proceso.

-Lo sé, siempre has estado junto a mi desde aquel fatídico viernes... ¿Qué digo? - Cubrió su rostro. - No fue fatídico, fue el mejor día de mi vida...

Zoro trago saliva, no sabía cómo consolar a su tierno rubio, no sabía cómo hacerlo sentir seguro, sólo se le pudo ocurrir tomar sus manos y besarlas, tratarlas como un gran tesoro porque eso eran.

-¿Qué haces? - Preguntó el rubio con una tenue sonrisa.

-Quererte, porque eso haré sin importar que, si eres ciego, si puedes ver, si eres rubio, si eres un monstruo, humano, pirata, sirena, caeré a tus pies sin importar qué.

Y Sanji rompió en llanto, no había podido encontrar a alguien mejor que ese hombre.

-Estaré contigo para narrarte siempre lo que mis ojos vean... Estaré contigo aunque ya no lo necesites.

* * *

Unos días después

Sanji se encontraba sólito en su casa, acariciando a su compañero y guía, el perro pulgoso quien se había quedado en manos de Luffy y Chopper mientras él y Zoro habían ido al norte; Sanji estaba algo triste, extrañaba esa estúpida rutina que tenía y que en algún momento había dejado de tener, no iba al parque porque no estaría Zoro ¿Quién diría que ese musgo sería tan importante para hacer divertido un lugar?

Zoro le había dicho a Sanji que tenía trabajo y el rubio lo entendía, sabía que era importante pero aún así quería estar con su novio, pensó en visitarlo en el dojo con comida pero sería una distracción, pensó en ir al parque con su perro a jugar como lo hacía siempre pero no era divertido si no peleaba o conversaba al mismo tiempo con Zoro, así que ahí se encontraba, sólito en su casa, deprimiéndose con su soledad.

I don't see you... but I love you!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora