TRES

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Dos semanas después del incidente de la galería, Mica y yo no volvimos a hablar de eso.

Bueno a excepción del atractivo hombre que logró cautivarme con su verde mirada, Micaela no dejaba de preguntar sobre él.
Que si lo conocía, que estaba muy guapo, que la mirada que nos hechamos decia muchas cosas, que ya era hora de ligar, y bla, bla, bla.

Pero no, gracias, asi estoy bien. Sola, solín solita.

Mi jornada en el trabajo había terminado ya.
Caminé hasta la parada del transporte público de regreso a casa.
Al subir me puse los audífonos, I Need Some Sleep  se reproducía en ellos.

Pertenecía a ese porcentaje de personas en el mundo que mostraban sus sentimientos por medio de canciones.

Recargue mi cabeza en la ventana del autobús y miraba pasar las casas, los árboles, establecimientos, todo. 
Minutos mas tarde me baje la parada correspondiente que me llevaría a mi casa.

Tenía una pequeña casa que había rentado para mí sola a la edad de veinte años, poco después de que papá muriera.

Giré la llave y entré. En realidad no había mucho que ver, no tenía la gran cosa. Solo un sillón largo, una mesita de centro y una televisión era lo que conformaba mi pequeña salita.
Cerca había una mesa redonda con dos sillas de madera. Detrás estaba una sensilla cocina con una pequeña estufa, un fregadero y una repisa donde guardaba los trastes y finalmente cerca de la salita había un pequeño pasillo donde había dos puertas; el cuarto de baño y mí cuarto.

Dejé mis cosas en el sillón y solo saqué algunas carpetas y lapiceros de mi bolsa.
Caminé hasta la pequeña mesa y me senté para comenzar con la planeación de mi siguente clase.

Todo iba bien, durante los primeros 15 minutos pero el sueño comenzó a ganarme, mi vista se hacía cada vez más borrosa y me dejé vencer por el enorme sueño que tenía.

- ¡Jules!

Un gran y feo grito me despertó de golpe.

- ¡Jules anda, despierta que tenemos que salir!

Micaela era quien gritaba, desde mi cuarto.

Levanté la cara de encima de la mesa donde me había quedado dormida pero una hoja se pegó en mi cachete.
Genial, había babeado las planeaciones para las siguientes clases.

Me levanté y fui directa a mi cuarto donde mi amiga estaba maquillandose frente al espejo largo.

- ¿A donde irás?- pregunté al verla con una falda y una blusa con gran escote.-

- Iremos, iremos.- corrigió.- arréglate rápido que saldremos a tomar hasta no poder mas.-

- Es viernes, Mica.

- Exactamente y es por eso que iremos a desquitar todo el estrés del trabajo con alcohol.- pintó sus labios mirándome por el espejo.-

- Estoy cansada. Ve a divertirte.

- Deja de ser una amargada por una ves en tú vida, vamos.- se giró para verme directo a los ojos.- por favor, anda.- puso ojos de cachorrito.- porfiiiii ¿si?- ahora junto ambas manos.-

- ¡Agh! Está bien, tu ganas.- torci los ojos.- pero solo un rato. Te juro que estoy cansadísima.-

Ella chilló de la emoción y me abrazó fuerte.

Treinta minutos más tarde estábamos dentro de un bar de la cuidad que estaba a reventar de gente. Todos bebían, bailaban, conversaban y ligaban muy gustosos.
No había ni una sola mesa vacía, hací que tocaría ir hasta  la barra para dedir algo de tomar.

La Última Noche de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora