TREINTA

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El viaje a Barcelona fue bueno. La directora me ofreció un excelente plan de trabajo,un muy buen sueldo y me mostró las instalaciones.

Tuve la oportunidad de conocer a algunos pequeños que se detenían a saludar a la directora.
Me enamoré tanto de mi profesión y he llegado hasta donde estoy ahora por amor a la enseñanza. Por amor a los niños que son el alma mas inocente del mundo y solo por ello estampe mi firma en los contratos sin pensar en nada ni en nadie más.

Pude haber regresado ese mismo día a Bogota pero decidí quedarme un par de días en donde no perdí tiempo y viste librerías, tiendas de ropa, y algunos lugares turísticos como el Barrio Gótico donde me aventuré por las antiguas calles llenas de historia. Tomé algunas fotos de las estructuras y pedí a cualquier persona que pasaba que me tomará una que otra foto.

No quería pensar en nada que no fuera disfrutar el pequeño viaje. Bloqueé todo tipo de recuerdo latiente que pudiera afectarme.

Elías, mi padre, siempre decía que en su familia se tenía el don mas grandioso que se pudiera tener y era el de no demostrar sentimientos, dolor o cualquier cosa que pudiera afectar a su persona. Él decía que yo era toda una Davis porque desde niña jamás deje que nadie me viera vulnerable.

Él tampoco lo hizo cuando se enteró de la traición de Katherine. Es como algo que sale naturalmente sin que lo pienses y cuando te das cuenta ya estas actuando de la manera más fría y más mierda.

Eso mismo estaba pasando ahora con Juan Pablo. Después de que se fue puse la música a todo volumen sin importarme los reclamos de los vecinos. Por qué solo así podía descargar la decepción que me causó no tener su apoyo. Duré una hora así y después me levanté, llamé a los Vargas a quiénes les pedí por favor recoger mis pertenencias, me limpie las mejillas llenas de lágrimas y me di un baño con agua fría. Minutos más tarde Martín y Simón llegaron seguidos de Isa y Mica. No los dejé hablar y solo les pedí que me llevaran al aeropuerto en donde les hable y les dije "No hay más Juan Pablo y yo y yo me voy a Barcelona. Eso es todo lo que deben saber"
Luego de eso bloqueé todo me enfoqué en mi objetivo.

Tomo un sorbo de la copa de vino tinto que tengo en la mano mientras veo a la gente pasear. El mesero del restaurant sale a servir más vino pero rechazo la copa, pago la cuenta y me voy directo al aeropuerto.
Antes de abordar mi celular vibra con la llamada entrante de Katherine.

— ¿Qué? — respondo seca pegándome el celular a la oreja.

— Hola hija ¿Cómo estás? — saluda alegre ignorando mi mala contestación.

— ¿Qué es lo que pasa?

— La cita para vernos era hace dos días, Jules — reclama — Te estuve esperando y nunca llegaste.

— Si lo olvide.

— Lo olvidaste — repite — Jules ¿Estás bien?

» No, no lo estoy. Perdí al hombre que me mando a la mierda y que desgraciadamente amo « pienso. Nunca le contaría eso a mi madre.

— ¿Todo bien con ese chico, con Juan Pablo?

— Estoy en Barcelona, mamá, tuve un asunto urgente que atender y por eso no fuí a la cita — me trueno los dedos mientras espero sentada a que llamen mi vuelo por los altavoces.

— ¿Cuál asunto? — pregunta termiando con mi paciencia.

— Escucha mamá, siento no haber ido y no avisarte pero no pasa nada no es el fin del mundo por eso — me restriego la cara — falta poco para la cena antes de navidad en la que estoy obligada a ir para ver lo feliz que eres con tu nueva familia —

La Última Noche de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora