— No me molestarían más visitas cómo estás ¿Sabes?
Sonrió negando con la cabeza mientras me arreglo el cabello que debo suponer está hecho un desastre.
— Debo irme — tomo la totebag colgandomela del hombro — Iré con Martín al gimnasio en cuarenta minutos y en la tarde con Simón a un café literario.
— ¿Porque tienes planes con todos menos conmigo? — se acerca a envolverme entre sus brazos.
— ¿Y la cena con tus padres esta noche?
Levanta las cejas sorprendido.
— Lo olvidaste — le reclamo abotonando la camisa sin antes pasar mis manos por su torso desnudo.
— Creí que era para la otra semana — murmura — en todo caso el plan es con mis padres no conmigo — frunce las cejas.
— Para ti tengo toda mi vida llena de planes— le beso los labios — adiós.
Huyo de sus brazos pero me detiene justo antes de salir.
— Nos vamos a acampar el fin de semana. Tú y yo. Solos — dice remarcando las últimas palabras.
— ¿A acampar? — pregunto confundida.
— Sí, así que no hagas planes con nadie más que conmigo — se inclina para besar mi nariz — ahora sí adiós — cierra la puerta de su oficina sin dejarme preguntar más.
El resto del dia me la paso igual a como dije, con los hermanos Vargas.
El gimnasio con Martín te aseguro que siempre es tan divertido. Terminé con dolor de abdomen por la risa que por las setenta abdominales que el instructor me puso a hacer.
Martín me dejó en casa y después de darme un buen baño con agua caliente para relajar mis músculos adoloridos me puse en marcha hasta el lugar donde me había citado con Simón. Un café literario con estanterías repletas de libros adornan el salón con paredes azules — éstas tienen frases de libros escritas por los clientes—. Luces cálidas de navidad cuelgan del techo acompañadas de pedazos de hojas blancas con los nombres de los escritores más famosos del mundo.
— ¿Porque nunca eres puntual, Simón? — le reclamo a penas lo veo acercarse a la mesa redonda. Llevaba veinte minutos esperándolo.
— Lo siento, Nath llegó hace dos horas y el camino a casa y aquí fue pesado. Mucho tráfico por las calles.
— ¿No quiso venir?
— Me dijo que estaba cansada por el viaje pero que mañana va a visitarte a tu nueva casa.
Sonreí asintiendo.
Tomó asiento colocando su libro sobre la mesa. La mesera no tardo en ir a tomar su orden y poco después llegó con un plato de pastelitos y un capuchino.
Estar con Simón era lo más cómodo del mundo. En realidad, estar con cada uno de ellos era cómodo solo que cada quien tenía distinta forma de actuar. En este caso, Simón era una enciclopedia abierta las veinticuatro horas del día. Siempre te llenaba de datos que ni tu mismo tenías idea de que existían. Decía cosas que jamás se te hubieran pasado por la cabeza y no le molestaba dar su opinión hacerca de las que cosas que pasaban día a día en el mundo.
Podías tener debates en donde durabas horas discutiendo sobre algo que tratas de defender hasta llegar al punto en donde nadie estaba de acuerdo con nada y dábamos fin a los reñidos debates con un "en fin..."Es tan satisfactorio cuando encuentras a una persona con quien puedas compartir tus lecturas. Te sientes tan afortunada de poder hablar de lo que tanto de gusta.
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La Última Noche de Diciembre
RomansaJules perdió la esperanza de vivir hace tiempo. El pasado que carga la dejó rota y con pedazos incompletos, tal cosa la llevo a armar una barrera de acero entre ella y el mundo que la rodea. La música es el único latido débil que la ayuda a sobrevi...