DIEZ

267 18 4
                                    

- Dos noches seguidas con ese hombre, tu si que me sorprendes cada día.

Le di una mirada asesina.
Micaela, a veces solía ser el tipo de amiga que era molestona - bueno siempre lo había sido en toda nuestra amistad- pero que siempre podrías contar con ella.

- Deja de decir tonterías - rodé los ojos.

- Oye pero cuéntame, ¿Cómo actuó tu suegra cuando te vio en la casa de su hijo y con SU ropa? - preguntó mientras amarraba su cabello en una cola alta. Pero volví a darle otra mala mirada - Arg, bien, la mamá de Villa.

- Al inicio sorprendida, digo, quien no reaccionaria así al ver a una desconocida - la mire a través del espejo de mi habitación mientras me rizaba las pestañas - pero reaccionó bien - dudé - o eso me pareció.

- Isa me ha dicho que luego de lo que pasó con su novia o exnovia, Villa no volvió a relacionarse con mucho con mujeres - dejé de hacer lo que estaba haciendo para prestarle absoluta atención - hasta que llegaste tú.

Desvie la mirada y seguí arreglándome frente al espejo restándole importancia a lo que acababa de decir.

- ¿Que tal Isaza y tu? - cambié el tema bruscamente. Mica me dio una mirada donde me decia que no me iba a salvar de ese tema.

- Bien. Es muy guapo el hombre pero ya sabes que no soy de estar mucho tiempo en un solo lado aunque no se, tal vez podría hacer una excepción por él.

- ¿Te gusta? - elevé la ceja.

- ¿Y a tí Villamil? - me imitó levantando también la ceja.

Rode los ojos mientras me giraba hacia el clóset para tomar mi abrigo marrón.
Alguien llamó a la puerta y de inmediato supe quien era.
Tomé mi celular de la mesita de noche y caminé hasta la puerta de mi habitación.

- ¿Jules?

- ¿Si? - me giré para verla-

- Divertete ¿vale? - se acercó hasta mí para darme un abrazo - estoy muy feliz de que por fin haya llegado alguien que te esté sacando de tu zona de confort - susurró - te aseguro que tu padre también esta orgulloso de ello.

Me quedé pasmada al escucharla decir eso pero otros dos golpes en la puerta principal me hicieron reaccionar. Asentí con una leve sonrisa y salí de casa.

*

- ¿Nerviosa?

Juan Pablo se burló de mí una vez bajamos del coche. Caminábamos hacia la puerta de la casa de sus padres.

- Pft, no ¿Porque abría de estarlo? - intenté sonreír -

- ¿Segura? - me dió una sonrisa y una mirada llenas de burla.

- Agh, bien, sí, un poco vale. Jamás me habían invitado a celebrar cumpleaños o a conocer a las familias de novios o amigos.

- ¿Que hay de Micaela?

- Es diferente... Con ella llevo toda la vida, crecí prácticamente en su casa y ella en la mía.

Él pareció notar que mis nervios no eran pocos, sino muchos. Asi que tomó mi brazo y lo enganchó al suyo.
Puse la mirada en nuestros brazos luego la subí hasta él. Me dió una sonrisa seguida de un guiño.
Eso sin duda me había distraído un poco de la situación.

Entramos a la casa. Un olor a comida recién echa inundó mis fosas nasales haciendo que mi estómago reclamara comida urgentemente.

- ¡Juan Pablo, Jules! Han llegado por fin - exclamó feliz la madre la Juan Pablo -

- Que tal señora Villamil - sonreí nerviosa -

- Carmen, querida. Dime Carmen - se acercó para dejar un beso en mi mejilla.

La Última Noche de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora