TREINTA Y DOS

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- Mica, tú... -

- ¡Estoy embarazada! - grita emocionada poniéndose de pie junto a Isaza que la abraza dándole un beso en la coronilla.

- ¡¿Que, qué?! - Juan Pablo se pone de pie también abriendo los ojos por la sorpresa - ¡Mierda, no... Tú no puedes estar embarazada! - niega - ¡No puedes llevarme la delantera en todo!

El nuevo papá rueda los ojos ignorando al dramático sin soltar a Micaela.

- ¡Te dije que mi regalo sería el mejor! - exclama ella feliz.

- Nuestro hijo no es parte de su tonta competencia - frunce el ceño soltando a mi amiga.

Sigo congelada sin decir alguna palabra. Giro la vista a los hermanos y Simón está igual de sorprendido que todos. Tiene ambas manos en sus mejillas y la boca en "O" mientras que en sus labios se forma una sonrisa.
Martín está mas que emocionado y corre a abrazar a los futuros papás.
Sinceramente yo no veía a Micaela anunciando un embarazo, así como ella no imaginaba que yo encontraría a alguien y ahora las dos fuéramos felices.

- Mica...no... - me llevo una mano a la frente sonriendo - no me lo creo - vuelvo a leer la hoja porque es lo único que me lo confirma ( además de la felicidad de ambos ) que está de encargo.

- Pues más te vale creerlo porque habita aquí dentro - lleva las manos hasta su vientre plano.

- ¡Esto es increíble, Mica! - avanzó para estrecharla en mis brazos - es el mejor regalo que me pudieran dar - cierro los ojos y la abrazo con mas fuerza -. Estoy tan feliz por ti. Por ustedes - abro los ojos alcanzando a Isaza para unirlo al abrazo.

- Dijiste que solo irías a ligarte al bombón que acababas de encontrar y terminaste dándole un hijo.

Los suelto llevándome ambas manos a las mejillas presa de la felicidad.

- ¡Ay sí, un bomboncito viene en camino! - Martín abraza a los papás.

Juan Pablo y Simón también les dan las felicitaciones. El primero le revuelve el cabello a Mica quien le da un empujón y lo agarra del saco para abrazarlo con fuerza.

La ley de los verdaderos amigos es que siempre debes alegrarte por todos los logros - incluyendo los pequeños- que tu amigo tenga porque también pasan a ser tuyos.

Cuando Micaela y yo teníamos 6 años, recuerdo haberme alegrado tanto por ella porque había aprendido a leer que le organice una mini fiesta haciendole pasteles de lodo con tiras de pasto sobre ellos similando las velitas. Ambas estabamos saltando de aquí para allá en mi jardín que olvidamos que los pasteles eran de lodo y terminamos pegandoles una mordida. Papá llevándose las manos a la barriga por la risa nos preparó unos pasteles reales que comimos hasta empacharnos.
Cuando teníamos 9 años, yo había ganado cuatro concursos de deletreo siendo el primer lugar en todas las ocasiones hasta que en el concurso estatal una niña mas grande me ganó y terminé descalificada. Pero eso no importó porque Mica me había hecho una medalla con una moneda de chocolate donde había escrito "siempre serás la número uno en deletreo"
A los 15, ella había mandado a la mierda al chico que era su gran amor porque se acostaba a escondidas con otra de sus amigas. Le costó tanto dejarlo ir que casi se resigna a dejarlo hacer eso con tal de no perderlo, pero un día, se armó de valor y coraje que lo hizo y lo mandó por un tubo. Eso fue un logro porque dejar ir a la persona que amas y más si fue tu primer amor es toda una lucha para valientes porque no todos pueden ganar esa batalla. Algunos deciden bajar la guardia, otros más tardan en la lucha pero al final lo logran. Otros más deciden pelear y enfocarse en el objetivo y terminan ganado la batalla saliendo con una mejor versión de ellos mismos.
Esto último le pasó a ella.

La Última Noche de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora