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La Navidad estaba a la vuelta de la esquina y Rosé más segura que nunca. Decidió informarle a su madre que tenía novia, que la quería y que sin importar nada, seguiría con ella.

Su madre arreglaba el árbol con las bolitas de color azul y verde, siendo el momento indicado para decirlo. Se acercó y tomó dos bolitas alegando querer ayudar.

-todo lleva un orden, Rosé. Las rojas van detrás.- la menor asintió colocando las bolitas en la parte trasera del árbol, por eso solo se veían las azules y verdes.

-mamá, confesare algo.

Rosé sabía que iba a ser diferente, era su madre. Debía aceptarlo.

-cuéntale a mamá.- la mujer se acomodo quedando frente a su hija, dispuesta a escucharla

-mamá, se que esta mal, tu lo dijiste, pero tengo pareja.- la mujer sintió su corazón volverse pequeño.

No quería creer que su hija esta creciendo y conociendo a los muchachos de la iglesia y que debía compartir el amor de su hija con alguien más.

-¿Quien es el afortunado?

-afortunada.- corrigió Rosé. La madre quedó en blanco.

-¿Tienes novia?.- Rosé asintió.- ¿Tu pareja es una mujer?

-si, mamá. No importa cual sea tu opinión, ambas decidimos intentarlo.

-Rosé, sabes las consecuencias que tiene eso... Pero de todos modos, a lo largo de la vida cometeras pecados peores. Esa relación no durará mucho tiempo.

-mamá...

-son apenas unas niñas, aquí estaré para apoyarte cuando todo salga mal.- Rosé sonrió.- pero te recordaré que eso no está bien siempre que pueda y en cuanto puedas, te vas de la casa.- Rosé suspiro.- eso es a tus 20 años, tal vez.

-mamá, eres tan rara.- la mujer abrazo a su hija con fuerzas.

-lo bueno de eso, es que no te embarazaras antes de tiempo, además yo no soy hipócrita.

-¿Porque dices eso?

-nada, ayúdame a terminar.

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Después de las fiestas de Navidad y año nuevo JiSoo y Rosé caminaba rodeadas de nieve, tomadas de las manos. Hablaban cosas sin sentido, reían y jugaban.

JiSoo entró en un instituto especial, que le ayudaba a recupere su año escolar perdido, donde conocía a personas nuevas y sin miedo alguno les mostraba fotos de su novia. Siendo la envidia de todos, por tener una novia tan bonita.

-es un nuevo año, veremos lo que pasará.- soltó Rosé mirando un pequeño lago congelado.

-lo que yo espero es que no seas más alta que yo.- comentó entre dientes JiSoo, al ver como Rosé ya le llevaba un poco de altura.

-¿Que pasaría si dejamos de ser novias? No podría vivir sin ti.

-pues si.- soltó con obviedad JiSoo.- ¿Como podrías vivir sin tu esposa?.- Rosé sonrió apenada.- la única manera en que yo deje de ser tu novia, es cuando me vuelva tu esposa.

𝚁𝚄𝙻𝙴𝚂 ◌ 𝕮𝖍𝖆𝖊𝖘𝖔𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora