Girl of my dreams

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(Este imagina es la continuación del anterior, pueden seguir leyendo sin necesidad de haber leído el anterior xx).


El enamorarse puede ser una bendición para muchos pero una maldición para otros pocos, y es que no todos tienen precisamente suerte de que sus sentimientos sean correspondidos con la misma intensidad o siquiera hacerlo mutuo.

Para este caso, a él le sucedía de no ser correspondido de la misma intensidad, o eso quería creer aunque la realidad era que jamás había sido aceptado aquel amor que había entregado a la chica frente suyo que ahora lo humillaba frente a todos.

Se encontraba en el vestíbulo del hotel, lugar donde se llevaría una fiesta importante de estudiantes de último año, detrás de un pilar mientras podía escuchar todas aquellas palabras horribles con las cuales su novia, o lo era hasta ese entonces, lo describía ante su grupo de amigas.

—¡Es que ya no lo aguanto! Es tan empalagoso, solo quiero un momento para mi sola y él no se despega como un perro en busca de atención. Ya lo puedo imaginar rascando su oreja y él moviendo la pata por haber conseguido un poco de cariño.—Habló con una falsa expresión horror, haciendo que todos rieran ante su comparación.

—Confirmo aquello, no despega la vista de ella en ningún momento y se la pasa detrás de ella para cualquier lugar donde vaya, pareciera que lo van jalando con una correa.—Una de sus amigas comentó con diversión, soltando otra ronda de carcajadas.

Y, mientras escuchaba todo con una rosa roja entre sus manos, sintió un nudo de impotencia y vergüenza en su garganta, el sabor amargo decorando el interior de su boca y una pequeña lágrima deslizándose por su mejilla. Y en lugar de alejarse, había algo que lo seguía manteniendo en ese lugar, la necesidad de seguir escuchando era insoportable y tener que aguantar las palabras que lo lastimaban eran demasiado para su alma enamorada, pero se le dificultaba alejarse de ahí.

—Pero él es demasiado tierno.—Murmuró una tercera voz.

—Sí, puede ser, pero es que yo no busco algo tierno ni romántico, solo necesitaba de alguien me pudiera dar todo lo que quisiera ya que mis padres me privaron de su dinero. Y cuando se me declaró y vi que venía de una familia adinerada, simplemente lo aproveché.

—Eso fue cruel de tu parte.

—¿Y? Él me ama y yo simplemente le digo un par de bonitas palabras y estamos bien, solo que a veces es tan sofocante estar junto a él, pero luego recuerdo todo lo que me regala y me puede dar y me digo a mi misma que puedo aguantar un poco más hasta que mis padres se dignen a retirarme la lección y encontrar a alguien que me de más beneficios que él me puede dar.

La rosa cayó al piso junto a una pequeña caja que guardaba en el interior de su bolsillo delantero del pantalón, se maldijo por no guardarla bien y vio como todos los pares de ojos que anteriormente hablaban de él voltearon a su dirección. Cuando vio la expresión de sorpresa de quien había sido su primer amor y percatarse que estuvo escuchando todo, retrocedió cuando ella empezó a caminar hacía él.

—Espera, bebé...—Intentó detenerlo pero se detuvo cuando vio la caja tirada y la recogió, al abrirla se sorprendió.—Ow, ¿Esto es para mi? Es muy lindo, mi amor, justo lo que quería.

Soltó una carcajada careciente de humor y la miró incrédulo. —¿Me estás tomando el pelo? ¿Realmente tan hipócrita eres?

—¿Por qué me hablas así? No te permito que me faltes al respeto.—Frunció el ceño en disgusto y se cruzó de brazos.

—Pero si tú misma te faltaste al respeto al caer tan bajo, ¿Usarme para tu propio beneficio? Wow, realmente fui muy ciego pero se acabó tu teatro. Espero que tus padres te retiren la lección, aunque después de que se enteren de esto no creo.—Escupió las palabras con rencor y dio media vuelta para alejarse. 

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora