Sesión.

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Ese día tenías una sesión de fotografía para ser la cara de la nueva edición de una revista de prestigio. Estabas emocionada y nerviosa, por lo que tu petición había sido de que solamente en el estudio estuviera tu asistente, representante y el chófer. 

El fotógrafo había aceptado al tener que trabajar solo y acomodar todo por su cuenta, por lo que cuando llegaste te sorprendió su capacidad de hacerlo por su cuenta. Fuiste a cambiarte con las indicaciones que te dio y volviste únicamente vestida con una túnica de color rojo que caía libre sobre tu cuerpo; Era por lo menos dos tallas más grandes, por lo que tu hombro se encontraba descubierto de tanto que te molestaba que se resbalara. 

—Bien, puedes sentarte ahí y dame tu mejor apariencia.—Indicó cuando entraste y señaló al pequeño banco de madera que se encontraba en medio.

Asentiste y tomaste asiento. Habías puesto tu pie sobre el pequeño tubo de madera que adornaba el banco, y con el otro pie en el suelo haciendo que luciera tu pierna estirada, la túnica mostraba levemente la piel de tu hombro y tu cabello estaba corrido en un costado, bastó un par de segundos antes de que sintieras el primer flash sobre tu rostro.

—Empecemos con algo natural, te dejo a tu criterio como quieras acomodarte y posar.—Mencionó mientras acomodaba las luces que iluminaban tu lugar.

—Está bien.—Mordiste tu labio y después de probar un par de poses, empezaron con la sesión. 

Pasaron un par de horas cuando sentiste tus músculos tensarse y pedir un descanso, pero no querías pedir tiempo para poder acabar más pronto. La verdad era, también, que no tenías tantos deseos de irte, puesto que sentías curiosidad por la persona que te fotografiaba en ese momento, era apuesto y atractivo a primera vista, y que se su cabello partido en dos y en ondas era algo que te hacía soñar con enterrar tus manos en él y sentirlo.

La forma en que sacaba su lengua para humedecer sus labios o cuando se encontraba demasiado concentrado era la principal atracción de la velada, acompañado de unos carnosos labios de textura roja que te hacía querer probarlos.

Sus manos agarraban la cámara con tal firmeza que te causaba intriga como se sentían contra tu piel, estabas segura que se encontraban con pequeños callos pero sentir sus manos raspar contra tu piel era un nuevo anhelo andando por tu mente.

Su gran figura era autoritaria que te hacía temblar de anticipación, y cuando se acercó varias veces para acomodar la túnica o conseguir un mejor destello para las fotos, sentías que se cortaba la respiración y un bonito sonrojo se instalaba en la punta de tus mejillas.

Pero todo lo bueno tiene un final, y era que, cuando se terminó la sesión, fuiste rápidamente a cambiarte pero con planes de invitarle una copa o a cenar. No acostumbrabas a dar el primer paso, pero algo en ti decía que valdría la pena el riesgo, por lo que te apresuraste y saliste en su busca, pero nadie se encontraba ahí.

El equipo seguía instalado, pero la computadora y la cámara ya no se encontraban en su lugar, tampoco los numerosos cables que se encontraban anteriormente ni el resto del equipo más que las luces apagadas y algunas decoraciones de fondo.

—¿Estás lista? Debes de ir a descansar porque mañana tienes una junta importante a la cual asistir.—Murmuró tu asistente, llegando hasta donde te encontrabas.

Asentiste sin prestarle atención, y antes de que pudieras marcharte del lugar desconcertada, tu asistente tocó tu hombro y te entregó un papel.

—Tuvo que marcharse ante de lo previsto pero me dijo que te entregara esto.—Sonrió en forma cómplice y salió del lugar, dejándote sola. 

Extrañada, abriste el papel y sonreíste como tonta cuando viste un número de celular y un "Llámame" acompañado de una carita haciendo un guiño. 

Guardaste el papel en tu bolsillo, decidiendo llamarle una vez ya estando en la comodidad de tu departamento. Y cuando la noche cayó y te encontrabas con una copa de vino armándote de valor, aplastaste el botón de marcar y esperaste a que contestara.

Podría ser el inicio de algo grande. 

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora