(Este imagina no está exactamente narrado con una perspectiva de primera persona, será desde el punto del segundo "protagonista", conforme lean entenderán, disfruten la lectura xx).
Se encontraba nervioso mientras caminaba de un lado a otro en la sala, con sus manos jugando entre sí y recitando las palabras que tenía preparadas para el momento adecuado.
Una propuesta de matrimonio en navidad.
Si bien habían pasado nochebuena juntos y despertado juntos en la víspera de navidad, ahora era 25 de diciembre por la noche mientras habías salido por algo de comer mientras que él se había excusado de sentirse cansado y necesitando reposar por un rato.
En cambio, en cuanto saliste del departamento, había subido a tomar una rápida ducha y vestirse con aquella camisa de botones rayada que tanto te gustaba y un pantalón negro junto a sus zapatos de vestir favoritos. Se había colocado la loción que tanto te encantaba oler de él y dejó su cabello al natural mientras tentaba la pequeña cajita de terciopelo en su bolsillo delantero. Bajó y preparó una botella de vino junto con dos copas de vidrio y los dejó sobre la mesita de centro en la sala, rezando que todo saliera como lo tenía planeado.
Sus manos temblaban ligeramente y frío sudor adornaba su frente mientras memorizaba las palabras una y otra vez como si no lo hubiera hecho en las últimas semanas desde que compró aquel anillo que adornaría tu dedo anular. O eso esperaba con ansías.
Cuando la puerta sonó y avisaste de tu llegada, casi lo hiciste tropezar al pensar que tardarías un par de minutos más y se incorporó justo a tiempo que te asomaste por el umbral de la puerta que daba a la sala con una sonrisa y alzando la bolsa de comida china que habías llevado.
—Consigue una porción extra de arroz como tanto te gusta, y compré las suficientes galletas de la suerte como para que la cajera me viera mal pero antes de que pudiera reclamarle le dije que tengo derecho de pedirlas porque ellos no tienen impuesto un límite de compra, además, no es como si me las diera gratis, estoy pagando por ellas a final de cuentas.—Anunciaste con una sonrisa mientras ponías la comida sobre la mesa y mirabas sorprendida la botella de vino.—Oh, ¿Estamos celebrando algo en especial? El festejo de navidad ya pasó, cariño.—Reíste ante ello y lo miraste con curiosidad.
Y cuando visualizó aquel brillo en tus ojos ante la felicidad que desprendías por el momento y la curiosidad, la sonrisa de oreja a oreja que mostrabas por haber conseguido lo que querías para cenar y como arrugabas la nariz por simple gesto involuntario, todo aquello fue como un golpe en el rostro demostrando que sería la mejor propuesta que jamás habría hecho porque lo valías, estaba seguro querer despertar contigo cada mañana e irse a dormir juntos cada noche, anhelaba poder presumir aquel anillo que ambos tendrían y poner en alto la unión que conllevaría aquello. Y sin mencionar todos los gestos que tenías con él, como el recordar lo que tanto le gustaba pedir a la hora de cada comida, lo quisquilloso que podría ser y lo infantil que era en ciertas ocasiones, también lo perezoso y cariñoso que era después de un largo día de trabajo y lo pasional que era en cada oportunidad que tenía de demostrártelo.
Era como hubieras sido creada para él, como él había sido creado para ti.
—Yo- Uh, pensé que la comida china sabría mejor con vino, ya que no pudimos acabárnoslo ayer en la cena podría ser esta noche.—Mostró una sonrisa que parecía más una mueca pero la pasaste por alto.
—Entonces supongo que está bien, vamos a comer porque muero de hambre y puedo saborear ya esas deliciosas galletas y ver que me depara el destino. Aunque... ¿Podemos abrir una? Por favor.—Hiciste un leve puchero y juntaste tus manos bajo tu barbilla.
—Mmm, no sé...—Fingió pensarlo y tomó asiento en la orilla del sillón, sintiendo la caja molestar contra su pierna.
—Por favor, por favor, por favor.—Suplicaste hasta quedar frente suyo y depositar besos por todo su rostro.
—Está bien, pero también dame una.—Señaló la bolsa y sonreíste en señal de victoria, yendo por dos galletas.
Le tendiste una y abriste el empaque para luego trozarla por la mitad. Sacaste el papelito y reíste ante el mensaje.
—¿Qué dice?
—"Sigue a tu corazón", realmente no entiendo a que se refiere pero supongo que luego lo haré, ¿Qué dice la tuya?
—"Es el momento adecuado."—Leyó con voz temblorosa y tragó en seco.
—Probablemente los mensajes no tengan que ver con nosotros, no siempre tienen coherencia. Mejor hay que comer y pongo una película para disfrutar de las últimas horas del 25.—Te volteaste para dirigirte a la televisión y buscar una película
—Yo- de hecho quería decirte algo.—Comenzó hablar con nerviosismo.—Pensaba que podía esperar un rato más pero, con la galleta, me dio más que la respuesta para hacer y decir esto.
—Oh, ¿Qué pasa?—Giraste para encararlo y verlo levantarte para posicionarse delante de ti.
—Pensaba hacerlo ayer, pero debido a que salimos de casa y volvimos tarde... Preferí hacerlo cuando estuviéramos relajados y solo nosotros dos.—Relamió sus labios, los cuales se sentían resecos de tanto morderlos por los nervios y prosiguió.—Sabes que te amo y alabo el camino que pisas a diario, que eres uno de mis más grandes tesoros y que después de tantos años juntos ya no me imagino una vida sin ti, por lo que eso me impulsó hacer esto. Hoy te entrego mi corazón y no espero una respuesta buena o mala, simplemente siento la necesidad de demostrarte mis sentimientos y devolverte todo el amor que me has entregado desde que nos conocimos, porque supe la primera vez que te vi, que te quería en mi vida hasta el resto de mis días.
—Amor...—Trataste de hablar pero negó, tentando la caja en su bolsillo.
—Mi vida ya es tuya, pero quisiera demostrarlo frente a todas las deidades posibles y a nuestras familias y conocidos, quiero demostrar que soy tuyo y que te pertenezco, porque me tienes a tus pies sin siquiera notarlo. Así que ahora te pido con todo el deseo y el amor que te tengo, que aceptes ser mi esposa y formar una vida juntos. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?—Se arrodilló frente a ti y sacó la pequeña caja de terciopelo, revelando un revelando un brillante anillo con piedras incrustadas y con pequeños adornos.
Te quedaste atónica, por un momento apreciaste el anillo y luego su rostro, el cual adornaba una sonrisa un tanto nerviosa y sus ojos mostraban sus más grandes miedo y anhelos.
—Acepto, claro que acepto.—Asentiste con entusiasmo y te aventaste a sus brazos, sin esperar el movimiento cayendo en la alfombra mientras caías encima suyo.
Rieron con emoción y colisionaste tus labios contra los ajenos, colocando tu mano sobre su mejilla y sintiendo la pequeña y áspera barba que adornaba en su barbilla.
—Te amo, te amo mucho.—Susurraste contra sus labios.
—Gracias por aceptarme en tu vida, tenemos que empezar a organizar los preparativos de la boda, ¿A quiénes invitaremos? ¿En qué lugar podemos hacer la ceremonia? ¿Qué colores usaremos?
—Amor, aún no asimilo esto y quieres que escojamos todo eso ahora mismo, dame un minuto más para asimilarlo.
—Está bien, por hoy solo será esto, pero mañana nos ponemos en marcha.
Asentiste con emoción y solo te dedicaste a besarlo y disfrutar de aquella calidez que te rodeaba.
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La verdad, espero que hayan tenido una bonita navidad acompañados de sus seres queridos y de una rica cena. Puedo decir que disfruté todo y recibí justo lo que quería, pero en estos momentos no me estoy sintiendo bien y me estoy refugiando en escribir; Por hoy termino aquí y mañana les traeré más, bonita noche xx.
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✎ Imaginas (II) ✓
RomantizmSegundo libro lleno de imaginas. Fecha de inicio: 12-09-21. Fecha de terminación: 28-02-22.