No era ninguna novedad la evidente rivalidad que tenías con el jefe del comité estudiantil, y es que desde el primer momento en el que se encontraron se podía palpar un gran distanciamiento y las miradas furiosas que se daban el uno al otro.
¿La razón? Si bien era ajena para todos, inclusive ustedes no sabía con exactitud de que trataba.
En cada ocasión en la que se encontraban, era sin duda que terminaban discutiendo y diciéndose hasta de lo que se iban a morir. No era una novedad para nadie, por eso mismo todos esperaban que jamás se encontraran para presenciar tan molesto momento.
Esa noche te encontrabas en una reunión entre los del comité, jefes y uno que otro destacado de la escuela. Habías asistido al ser la representante del grupo, tenías un pase directo y no pensabas faltar aunque supieras que él iría. El ambiente al principio era relajado y lo disfrutabas, aún no había llegado por lo que podías actuar de forma natural y sin llegar a tener una guerra de miradas.
Pero ese momento se esfumó rápidamente cuando lo viste cruzar el umbral de la puerta con aquella sonrisa engreída tan característica de él, haciéndote querer estrellar tu puño contra su rostro.
Saludó a sus amigos y conocidos y cuando conectó su mirada con la tuya, hiciste una mueca de desagrado y decidiste seguir charlando con tus amigas, decidiendo ignorar su presencia.
Pero conforme la noche transcurría, podías sentir en cualquier movimiento que hacías su mirada puesta en ti, como si fuera un halcón viendo a su presa. Te inquietó un poco ese pensamiento pero decidiste pasarlo por alto cuando abrieron una pista de baile improvisada y te levantaste para distraerte.
Cuando la primera canción sonó, comenzaste a mover tus caderas al ritmo de esta y con tus manos recorrían cada costado de tu cuerpo provocando una oleada de pasión y diversión, provocando todo aquel que te viera.
Estabas totalmente concentrada en el ritmo que no te percataste como alguien se acercó por detrás tuyo y te sujetó por la cintura, acoplando las palmas de sus manos contra tu cuerpo y tu espalda chocaba contra su pecho.
Giraste tu rostro rápidamente y te percataste que se trataba de él, sintiendo como su respiración chocaba contra la piel detrás de tu oreja y sus manos se aferraban a tu vestido.
—¿Qué haces?—Cuestionaste con molestia y una invasión de nervios.
—¿No es obvio? Bailar contigo.—Susurró contra tu oír, erizando tu piel.
—Pero, ¿Por qué?
Sus caderas comenzaron a moverse al ritmo de la canción, haciendo un leve vaivén contra tu cuerpo y el pudor no tenía cabida ahí.
—Simplemente me dieron ganas de bailar contigo.
Te giró hasta que tus manos se plantaron contra su pecho y sus respiraciones se volvían una misma. Sus manos se acoplaban a tu cuerpo y la tensión que ambos desprendían era palpable para cualquier persona que los viera en dicha acción. Relamiste tus labios con malicia y sus ojos captaron dicho movimiento, relamiendo los propios.
—¿Sabes que probablemente estemos jugando con fuego?—Tus manos recorrieron sus hombros por encima de la camisa que llevaba puesta, sintiendo la piel caliente bajo tus palmas y observando un leve escalofrío por su parte.
—¿Y tienes miedo de que puedas quemarte?—Sus manos se colocaron en tu espalda baja, jugando con uno de los cordones que amarraba la unión del vestido.
—Sabes que me gustan los retos.
—Es una lástima que a mi también, sabes que no me gusta perder jamás.
—Siempre hay una primera vez.—Te inclinaste lo suficiente como para sentir una leve fricción entre sus labios, sonriendo en medio de dicha acción.
Soltó una leve carcajada careciente de humor y sentiste como su agarre se intensificó, sintiendo una calidez extraña recorriendo tu cuerpo.
—Entonces juguemos con fuego.
Y era un reto que no pensabas no cumplirlo, y harías lo posible para ganarlo.
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✎ Imaginas (II) ✓
RomantizmSegundo libro lleno de imaginas. Fecha de inicio: 12-09-21. Fecha de terminación: 28-02-22.