The Truth Untold.

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Bebía de su copa mientras miraba cada cierto tiempo su celular y checaba los minutos transcurridos desde la última vez que vio la hora, y el tiempo parecía correr demasiado lento y demasiado rápido a la vez.

¿Por qué tardabas tanto? Se suponía que debías de haber estado en el restaurante hace un poco más de dos horas, ¿Y si te había ocurrido algo? Decidió llamar a tu número pero la llamada nunca fue atendida.

Buzón de voz, buzón de voz, buzón de voz... Realmente estaba odiando aquella voz que lo recibía cada vez que no contestabas a sus llamadas.

¿Y si habías olvidado la cita? No, no quería creer eso porque habías confirmado tu asistencia en la mañana y cada quien había salido de casa con la promesa de verse por la noche.

Justamente en la noche que te pediría matrimonio.

Intentó no alarmarse, intentó mantener la calma y seguir esperando, pero el dueño del restaurante le había pedido amablemente que se retirara ya que la hora de cierre ya había pasado y no podía retrasarlo por más tiempo.

Y sin decir más, pidió una disculpa por hacerlos perder de su tiempo y guardó la sortija que te entregaría en el bolsillo de su saco, fingiendo estar bien frente al personal del lugar que lo miraban con lástima y pena.

Lo habías dejado plantado justamente cuando tenía planeado pedirte matrimonio, ¿Qué clase de impresión era esa? Claramente no una buena.

Decidió caminar a casa para despejar su mente y tratar de tranquilizarse, buscando razones válidas para tu ausencia, pero solo consiguió recordar las miradas de lástima de las personas y como su pecho sentía una gran apertura desde lo más hondo, justo a la altura de su corazón.

Evitando llorar, abrió la puerta de la entrada justo cuando tu auto se avecinaba por la calzada y decidió esperar a que aparcaras en el garaje, colocando sus manos sobre los bolsillos de su pantalón y viendo como bajabas con una gran caja entre tus manos.

—Oh, ¿Apenas llegas? ¿No es algo tarde para ti? ¿Por qué vistes de esa manera tan elegante?—Preguntaste mientras te acercabas y empujaste la puerta para pasar, dejándolo afuera.

Y entendió que se te había olvidado por completo la cita, y solo lo hizo molestarse y sentirse aún más que decepcionado.

—¿No crees que se te olvidó algo por cumplir el día de hoy?—Cerró la puerta tras suyo y caminó hasta al pequeño despacho que tenías en casa, a un lado de la sala.

Dejaste la caja y tu bolsa sobre el escritorio, para luego quitarte las zapatillas que vestías y lo mirabas con una ceja arqueada.

—¿Cumplir algo por hoy...? Oh mi dios.—Abriste los ojos en grande y tus manos pararon sobre tus labios, aterrorizada ante tu agenda del día.

—Sí, exactamente eso.—Sonrió careciente de su característico brillo y salió de tu despacho.

—Espera, cariño, yo te lo puedo explicar.—Te precipitaste hasta la puerta y lo seguiste escaleras arriba.

—No es necesario, quedó más que claro qué es lo que realmente te importa en tu vida.—Entró a la habitación de forma brusca y fue hasta el armario.

—Yo- yo iba para el restaurante pero mi jefe quería unos informes terminados y me hizo regresar a terminarlos y mi celular lo dejé en el auto por lo que nunca recibí una llamada, pero el tiempo se me pasó volando y me encargó más trabajo y solo deseaba poder llegar a casa.—Explicaste mientras caminabas detrás de él y veías como sacaba su pijama.—No era mi intención, lo siento mucho.

—¿El trabajo siempre estará por delante de todo?—Se giró rápidamente, haciéndote retroceder.

—¿Qué?

—Siempre das prioridad a tu trabajo, entiendo que te guste y sea algo que te apasione, pero ¿Entiendes lo que está provocando? No es la primera vez que me dejas plantado, a tus padres también los dejaste mal la última vez que quisieron reunirse con nosotros, ¿Y qué me dices para la boda de tu hermano? No asististe por ir a trabajar tiempo extra.

—Entiende, estoy por subir a un mejor puesto y necesito esforzarme...

—¡No, no lo entiendo! Estás dejando que te consuma, que te aleje de todos y que quedes mal ante todos. ¿Fallar con tu propia familia? ¿Alejarte de ellos? ¿Yo? ¿Siquiera sigo formando parte de la lista de tus prioridades como antes?

—¡Siempre son mi prioridad!—Atacaste, queriendo defenderte.

—Es que no lo parece, y si sigues de esa forma, perderás a más personas en tu vida.

—¿A qué te refieres?

Suspiró con cansancio y bajó la mirada, se sentía agotado. —No lo aguanto, ya no más.

—Pero, yo...—No pudiste terminar porque se alejó, saliendo de la habitación.

—Necesito pensar las cosas, y tú también. Necesitamos volver acomodar nuestra lista de prioridades, porque claramente parece que ya no coincidimos en ello.—Sin voltear a verte, caminó por el pasillo.—Dormiré en la habitación de invitados, buenas noches.

Pero cuando lo viste alejarse con la espalda encorvada y casi arrastrando los pies, entendiste como se sentía.

Y probablemente tenía razón, sus listas de prioridades ya no coincidían en absoluto, pero tenías miedo de decirlo en voz alta.

Esa noche fuiste a dormir en la gran cama, con tu mente corriendo en círculos y decidiendo que probablemente ya no podían hacer más, porque desde hace tiempo no creías poder dar más para esa relación.

"Sabes que no puedo, que nunca podría hacer eso, ¿Qué puedo hacer? Porque aún te quiero..."

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Creo que será única parte, solo salió de improvisto ya que vi que no tenía imaginas tristes. ¿Les gustaría leer imaginas triste donde la protagonista queda mal o el chico?

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora