Flicker.

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Es curioso como todo puede cambiar en el tiempo que te cuesta parpadear. 

Te encontrabas saliendo del restaurante que tanto te gustaba ir a comer junto a tu novio; Era un día particularmente frío y solo deseabas poder llegar a casa para recostarte a su lado y disfrutar de un maratón de películas o simplemente estar a junto a él mientras entraban en calor.

Pero la vida tenía otros planes.

—No puedo esperar para llegar.—Mencionaste mientras frotabas tus manos y esperabas que quitara el seguro al vehículo y poder entrar.

—Ya, pequeña impaciente, ya nos iremos.—Sonrió y te abrió la puerta para ayudarte a subir y luego rodear por delante y subir en el lado del piloto.—¿Por qué es un día tan fresco? Me estoy congelando el trasero.

Reíste y te aseguraste de acomodar la calefacción mientras él salía del estacionamiento donde se encontraban y se dirían al boulevard.

Aquella noche casi no se miraban vehículos transitando por las calles, estaba tan desolado que agradeciste no tener que ir caminando al ver a las pocas personas que caminaban hacia sus destinos en completa soledad. Estabas centrada entre tus pensamientos y la canción que sonaba de fondo que cuando sentiste la mano sobre tu pierna te sobresaltaste.

—¿Qué pasa? Parecías un tanto cohibida.—Cuestionó cuando se detuvieron en un semáforo.

—Oh, nada importante. Solo pensaba que hoy la noche tiene un ambiente raro.—Confesaste con el ceño ligeramente fruncido.

—No tienes que preocuparte, ya casi llegamos.—Se inclinó sobre la consola para agarrar tu barbilla y tener un leve toque de sus labios contra los tuyos.

Apenas fue una breve fricción cuando la luz del semáforo cambió a verde y se alejó para volver a su asiento y empezar andar el automóvil; Y fue un giro de volante cuando unas luces se precipitaron desde tu lado y antes de que alguno pudiera reaccionar el sonido del impacto entre los metales, la explosión de vidrios y unos gritos lejanos inundaron la que fue de una noche silenciosa llena de catástrofe.

Y lo último que pudiste percibir era un leve pitido antes de perder la consciencia. 

(...)

—Él no tarda en despertar, lo más recomendable es que esperen a darle la noticia. Hoy cumplirá dos semanas inconsciente y como médico asignado no es recomendable que se altere hasta que reciba sus chequeos y comprobar que su recuperación sea progresiva.—La voz grave de una persona mayor dentro de la habitación fue lo primero que percibió cuando luchó contra la neblina hasta poder abrir los ojos.

Intentó aclarar su garganta, la cual se encontraba reseca y emitió un tosido cuando estaba acostumbrándose a las sensaciones de su cuerpo y a su alrededor.

—¡Por fin despiertas!—Su hermana se abalanzó sobre él, apretujándolo contra sus brazos.

—Es-espera, eso duele.—Murmuró con leve quejido entre sus labios y fue dejado sobre la cama nuevamente.

—Perdón, es que... Tenías dos semanas sin despertar, y yo- yo no...—Sus ojos se volvieron acuosos y fue cuestión de segundos para que las lágrimas bajaran por su rostro y sus manos fueron directo a su boca donde leves hipos salían.

—¿Cómo te sientes? Estuviste inconsciente cerca de las dos semanas y está bien sentirte desorientado, tengo que hacerte un par de estudios para comprobar tu seguimiento después de la cirugía pero primero esperaré a que puedas orientarte antes de proseguir con el tratamiento.—El hombre de bata se acercó y comprobar la tabla con la información que disponía al final de la cama. 

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora