Crush.

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Eras parte la presidenta del consejo estudiantil y la portadora del alumnado, por lo que casi siempre, si no es que siempre, te encontrabas demasiado ocupada entre todos los deberes que conllevaba el puesto.

También eras conocida por el compañerismo y la forma de liderar tan natural que se te daba en los diferentes ámbitos escolares. Te gustaba ayudar a quien lo necesitara y escuchar las peticiones para que la calidad dentro de las aulas como en las actividades extracurriculares que el alumnado requería.

Estabas haciendo el presupuesto de lo que cada jefe de grupo te había solicitado para el inicio de clases cuando te percataste de una segunda presencia en el aula.

—¡Hola! Justo estaba buscándote.—Un chico de un grado menor que el tuyo entró con pasos tímidos, por la hoja de papel que llevaba en las manos dedujiste que era la lista de cosas que necesitarían.

—Hola, ¿En qué puedo ayudarte?—Sonreíste dejando la pluma sobre el cuaderno y prestando toda tu atención hacia él.

—Uh, yo- yo venía a dejarte esto, nuestro jefe de grupo tiene entrenamiento de fútbol y me pidió darte esto ya que, bueno, soy el te-tesorero y estaba disponible.—Un leve rubor se formó en el inicio de sus mejillas y asentiste.

—Está bien, supongo que es la lista de utensilios que necesitan, justo estoy haciendo el presupuesto y puedo anexarlo aún, ¿Algo más que necesites?—Desdoblaste el papel y tus sospechas fueron confirmadas al ver el listado.

—¡Sí!—Cuando lo viste con una ceja arqueada, se percató que había elevado su tono con entusiasmo.—Perdón, yo quería saber si quisieras salir conmigo, cuando puedas claramente, pero quería ver si podría salir contigo, no tiene que ser nada grande o incómodo, en serio...

Ciertamente es una de las personas que no podía decir que no, y verlo frente tuyo casi temblando de los nervios y con aquella expresión de ensoñación simplemente pudo con tu frágil corazón.

—Claro, creo que tengo libre este viernes porque en el resto de los días tengo que estar al pendiente y corretear a los del resto del consejo para que me escuchen y entregar las listas pero para el viernes ya debería de estar desocupada. ¿Te parece si me pasas tu número y te mando mensaje para acordarlo bien?

Su expresión reflejaba sorpresa y emoción, por lo que asintió frenéticamente.—¡Sí, sí y sí! Me parece perfecto, deja te lo apunto.

Después de guardar su número y asegurar que le mandarías mensaje, dejó el lugar y te dispusiste a seguir trabajando antes de que tu clase empezara, pero alguien más interrumpió tu lugar de trabajo.

—¿Quién era él?

Viste entrar a tu mejor amigo, aquel chico que te gustaba desde hace tiempo pero solo se habían mantenido como una pareja de amigos que se ayudaban mutuamente en sus vidas. Al principio creíste que era mera atracción porque, si bien no podías negar su gran belleza y peculiar forma de andar, no creías que cuando se abriera a ti y formaran un vínculo mas personal, los sentimientos se revolverían dentro tuyo y te dejaban confundida.

—Oh, un chico de segundo año, vino a traerme la lista de útiles porque su jefe de grupo no podía traerla. Por cierto, buenos días, también me encuentro muy bien gracias por preguntar.

—Hola, perdón cuando venía no pude evitar verlo entrar y escuchar su conversación.—Desvió la mirada y tomó asiento frente tuyo.

—Entonces, ¿Escuchaste también que me invitó a salir?—Cuando asintió, casi sonreíste en forma de burla.—Bueno, ya no hay más por contar.

—¿Aceptaste?

—¿Acaso no escuchaste?

—Solo quería confirmarlo por tu boca.

—No tengo nada que perder, parece amigable y me vendría bien un poco de distracción después de todo este revoltijo, además no podía negarle una salida cuando parecía todo emocionado porque le dijera que sí.

—Podías pedirme a mi que saliera contigo y así distraerte.

—¿Pedirte yo, salir a ti? Disculpa pero yo jamás pido citas, ellos me piden a mi.—Guiñaste el ojo para darle el toque divertido y solo conseguiste que bufara en tu contra.

Iba a decir algo pero una tercera persona ingresó, era un chico de último año, lo conocías por ser el equipo de básquetbol y que en varias ocasiones habían coincidido en eventos escolares. 

—Hey, ¿Te encuentras ocupada?

—Uh, no, ¿En qué te puedo ayudar?—Sonreíste en forma de que siguiera hablando.

—Verás, hay un evento por el inicio del nuevo año y quería ver si quisieras ir conmigo, es este miércoles por la tarde, todos quienes asistan saldrán temprano de clases para darles tiempo de alistarse y podría pasar por ti.

—Me gustaría, pero tengo toda la semana ocupada y no creo que me de tiempo para asistir, pero gracias por la invitación.

Una mueca se instaló en su rostro y asintió. —Está bien, igual si cambias de parecer llámame y te paso a recoger.

Asentiste y viste como salía del salón, mientras tu amigo entrecerraba sus ojos en su dirección y veía atentamente como se alejaba.

—En serio que las citas vienen a ti.—Murmuró por lo bajo.

—¿Acaso no me creías? No mentía.

—Entonces acepta una cita conmigo.—Soltó de golpe.

Te quedaste viendo el papel frente a ti por un momento, ¿Estabas soñando? —¿Qué?

—Sal conmigo, una cita.

—Yo- no mentía cuando dije que tengo agenda llena, el viernes lo tenía libre pero le dije al chico que saldría con él.

Gruñó en respuesta y cuando ibas a decir algo, una chica entró. Bien, al parecer era día de que todos decidieran visitarte.

—Alguien te manda esto, solo vine a dejar el recado.—Depositó una flor sobre el escritorio junto a unos chocolates y se retiró sin más.

Te sentiste confundida, ¿Qué día era? ¿Día de los inocentes? Viste la flor reposada enfrente de ti pero tu amigo la agarró y la inspeccionó.

—¿Quién te habrá mandado esto?

—Bueno, también me gustaría saber eso.—Tomaste la caja en busca de una nota y diste con ella en la esquina de esta.

—¿Y? ¿Quién fue?

—Oh, fue un chico de mi salón, compartimos varias clases en equipo y me cae bien, no espera este gesto de él.

Para ese punto, tu amigo parecía exasperado con las tres personas que habían ido a tu lugar de encuentro y ver el detalle le provocaba una punzada en el pecho. 

—Debo irme, tengo entrenamiento.—Se levantó de su lugar y acomodó la mochila sobre su hombro.

—¿En serio? Oye, podría ver mis días libres y...

—Tranquila, estoy pensando en algo mejor, pero hazme saber tu próximo día libre. Nos vemos luego.—Dicho eso salió del salón, dejándote confundida.

¿Ahora que le había pasado?

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora