Ventana.

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Habías discutido con tu novio y, aunque no hubiera sido nada grave o de gran impacto, sin duda te sentías rara sin poder llamarle o mandarle mensaje. 

Habían tenido una ligera pero acalorada discusión por un pequeño ataque de celos por su parte, y es que te había tocado ser pareja del chico al que le gustabas y te había citado en su casa para hacer el trabajo y eso no le agradó. Tampoco era algo que te convenciera, pasar tiempo a solas con una persona que te confesó sus sentimientos aún y cuando sabía perfectamente que estabas en una relación con alguien más no era mucho de tu agrado o de confianza, pero tampoco querías parecer muy desconfiada y decidiste aceptar.

Al final, ni fuiste a realizar el trabajo y solo peleaste con tu novio en vano.

Te encontrabas en tu habitación mientras habías acordado con tu compañero de trabajo de hacer tu parte y luego mandársela antes de que el día acabara; Y aunque al principio se rehusó, aceptó sin más al explicarle la situación y también serle sincera de como te sentías.

Y por su expresión, creías que era mas que obvia sus intenciones al citarte en su casa y solo suspiraste aliviada de que no haber aceptado después de la discusión.

Checaste tu celular cuando un mensaje entró, con la esperanza de que fuera él, pero solo era un mensaje del chat grupal de tu facultad pidiendo algunas notas que el profesor les había dado en la clase del día. Bloqueaste la pantalla y decidiste seguir leyendo la información en la computadora cuando la puerta de tu habitación fue tocada.

—Pase.—Exclamaste sin ganas y dejaste la pluma sobre tu cuaderno, dispuesta a darte un minuto de descanso.

—No bajaste a cenar y no quería interrumpir tu trabajo, por lo que te traje una rápida merienda para que te concentres con el estómago lleno.—Tu mamá entró con una charola con diversos platillos y dos vasos, uno con agua y otro con jugo de naranja, dejándolos sobre la mesita a un costado de tu cama.

—Gracias, mamá. De hecho, estaba pensando en bajar pero me leíste la mente.—Sonreíste cuando se acercó y besó tu sien, recargando tu mejilla contra su vientre.

—¿Cómo te sientes?

—Estoy bien, solo un poco agobiada. De todos modos, ya casi termino el trabajo e iré a dormir.

—Sabes que no me refiero a eso.

—Él... nada, no sé nada de él desde ayer por la tarde y no me atrevo a mandarle ningún mensaje. Supongo que la discusión no fue tan importante para él, vi en las historias de sus amigos que había una fiesta y lo más seguro es que haya ido.—Hiciste una mueca y suspiraste con resignación.

—¿Y cómo sabes que él está en la fiesta?

—Bueno, a él siempre lo invitan y va con sus amigos, por a eso siempre lo acompañaba pero ahora con esta discusión siento que su motivo para ir es para desahogarse.

—Entonces algo están haciendo mal, realmente no lo conoces o no quieres ver que él jamás te haría algo de esa manera.

—¿Cómo lo sabes?—Frunciste el ceño y levantaste la mirada. 

—Mira por la ventana.—Señaló la cortina que cubría tu ventana y te levantaste para ver a que se refería.

Casi chillaste cuando viste el auto de tu novio en la entrada de la casa y a él recargado contra el capo, con sus manos recargado hacía atrás y su vista fija en la ventana de tu habitación. En tus labios tiraba una delgada línea para retener la sonrisa que quería escapar. 

Cuando te vio asomarte, alzó su mano y te indicó que bajaras con una sonrisa adornando en su rostro, te mordiste el labio sin saber que hacer y corriste la cortina para volver a tu escritorio y observar a tu mamá con una expresión divertida.

—Lo sabías, ¿No?

—Cariño, llega como dos horas allá afuera pero no se atrevió a decirte y cuando fui a sacar la basura lo vi y decidí venir para avisarte. Baja, no quiero que sufra hipotermia esperando por ti afuera.

Rodaste los ojos pero agarraste una sudadera que era de él y ordenaste tu cabello para ver tu reflejo en el espejo rápidamente y bajar casi con un chillido escapando de tus labios de la emoción. Abriste la puerta y viste como se alejó de su auto para ir a donde te encontrabas, topándose a mitad de camino.

—¿Qué haces aquí?—Cuestionaste cruzando tus brazos a la altura de tu pecho.

—Quería verte, y pedirte perdón.—Bajó la mirada y metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta. 

—Pensé que estarías en la fiesta.—Confesaste apenada.

—No podría ir sabiendo que no me encontraba bien contigo, además, prefiero pasar tiempo contigo que un montón de borrachos que terminarán vomitando por todas partes.

Hiciste un gesto de disgusto pero asentiste confirmando aquel dato. Levantaste la mirada hasta sus labios y anhelaste más su tacto, por lo que te acercaste para tomar su rostro entre tus manos y estampar tus labios contra los ajenos, saboreando aquel toque que habías extrañado.

Sus brazos se envolvieron en tu cintura y te alzaron por un momento, para luego dejarte nuevamente en el suelo al separarse. 

—Creo que ambos estuvimos mal, así que simplemente perdonémonos y volvamos adentro que me estoy congelando aquí afuera.—Y para probar tu punto, te empezaron a castañear los dientes, sacándole una risa.

—Vamos, he extrañado pasar tiempo con mi chica.—Sentenció con una sonrisa y golpeaste su pecho, pero tomaste de su mano y se dirigieron adentro.

Tu trabajo y la comida podían esperar por un rato mas. 

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¡Ya casi navidad! No sé si subirles su regalo mañana o el mero 25, ¿Sugerencias? O sino hasta el domingo.

Por cierto, subí el prólogo de una nueva historia asdfkhs todavía no termino una cuando ya empecé como otras tres help-

✎ Imaginas (II) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora