CAPÍTULO 36 (1/2)

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p.o.v.RyuJin

Me desperté por la luz del sol que atravesó mis parpados adormilados. Me sentía caliente, allí entre los cobijos y las mantas. Mis piernas estaban enredadas con las de otra persona, estas eran largas y musculosas, para nada huesudas y suaves.

SungChan pasaba un brazo por mi cintura y dormitaba detrás de mí. Yo me tiré hacia detrás, para que su calor me envolviera unos minutos más. Él se quejó en sueños un poco por el movimiento en el colchón, pero inconscientemente su brazo tatuado me agarró bien, como si subconscientemente conociera mi cuerpo, su olor y su calor, y le dijera que no me dejara ir. Yo también lo conocía a él a la perfección, incluso con los ojos cerrados lo reconocería. Su manera desestabilizada de andar o la forma en la que su pecho cogía rítmicamente aire.

Me quedé dormida un par de minutos más, puede que diez o algo así. Pero al final el ruido de la puerta de nuestro dormitorio abriéndose hizo que acabara de despertarme. No abrí los ojos cuando ChaerYeong se subió a la cama, haciéndose un hueco entre nuestros dos cuerpos calientes. Fue ella la que me abrazaba ahora y la que era refugiada por los brazos del chico en nuestra cama.

-Que manera de tocar los cojones de buena mañana – dijo SungChan ronroneando en nuestros oídos.

-Pero si estás con una sonrisa tonta – le dijo ChaerYeong y yo me giré sobre mi para quedar de cara a ellos dos. Era cierto, una sonrisilla alzaba la comisura de los labios de SungChan.

-Mentira, me tocas mucho los cojones – dijo él aún con los ojos cerrados y estirando su brazo largo para llegar a mi pantorrilla, la cual subió a la cintura de ChaerYeong para acariciarla como el quisiese.

-Aquí el único que tocas los cojones eres tú – le dije yo alcanzado con mis dedos su pelo para apartárselo de los ojos seguía con ellos cerrados – me puedes explicar porque tanta resistencia a que te esposáramos. Te cargaste la performance.

-Emm, libre el señor todo poderoso de los cielos de resistirme que vosotras me pongáis unas esposas – dijo abriendo los ojos y riendo con ironía, nosotras también lo hicimos – lo que pasa es que no era el lugar ni el momento chicas, que vosotras os vaya eso de que os miren no quiere decir que a mi me haga mucha gracia.

-Jope, ya nos has cortado el rollo – dijo riendo ChaerYeong.

-A ver yo por vosotras hago lo que sea.

-¿Lo que sea? – dije yo mirando con una sonrisa traviesa a ChaerYeong.

-¿Lo que sea? ¿Osea todo lo queramos y...

-...y más – dijo él riendo.

-Churros para desayunar – dijimos las dos a la vez riendo.

-No eso si que no, que hace frío y no me apetece salir de la cama – dijo él.

ChaerYeong y yo nos miramos cómplices. Y él alzó una ceja sin saber muy bien por donde le íbamos a salir, sabiendo que un no como respuesta no acepatabamos a nuestra petición de buena mañana.

Yo me levanté y me senté en su cintura. Y las dos a la vez le empezamos a dejar besos por toda la cara mientras le pedíamos por favor que fuera a comprar el desayuno.

-Esto es jugar sucio – dijo SungChan con cara de tonto retorciéndose debajo nuestro por el cariño que le estábamos dando. Yo acabé tumbada encima de él completamente – vale, parar ya, que estáis muy pesaditas. A mí me tenéis como el tonto de la relación. No me siento acompañado, es difícil luchar contra dos mujeres.

-Buenos días – dijo Elly entrando a la habitación, frotándose los ojos y arrastrando un peluche, que le habíamos regalado, por el suelo hasta subir a la cama – tengo hambre – se tocó la barriga – quiero churros – tiró de los pantalones de SungChan pidiendo atención.

UTOPIA; 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora